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Etiqueta: Depresión

Demuestran la asociación entre biomarcadores de Alzheimer, ansiedad y depresión durante el confinamiento

Los marcadores de riesgo de la enfermedad de Alzheimer como la proteína beta amiloide o la neuroinflamación están relacionados con el aumento de síntomas de ansiedad y depresión durante el confinamiento por la COVID-19, según un estudio liderado por el centro de investigación de la Fundación Pasqual Maragall, el BarcelonaBeta Brain Research Center (BBRC).

El estudio, publicado en la revista científica ‘Neurology’, ha analizado el impacto negativo del confinamiento de la COVID-19 en la salud mental en personas cognitivamente sanas y se ha llevado a cabo con 921 participantes del Estudio ALFA, impulsado por la Fundación «la Caixa».

Del total de participantes, se han analizado resultados con biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer de 254 personas. La investigación ha contado también con la colaboración de la Universidad de Gotheburg, el Centro para Enfermedades Neurodegenerativas de Hong Kong, la Universidad Pompeu Fabra, el Hospital del Mar Medical Research Institute y el CIBER de Fragilidad y Envejecimiento Saludable (CIBERFES), entre otros.

El estudio ha estudiado, a través de modelos de regresión de análisis multivariante, la asociación entre los biomarcadores relacionados con el Alzheimer y los factores sociodemográficos, así como los resultados del cuestionario de la escala de ansiedad y depresión hospitalaria HADS (Hospital Anxiety and DepreBsion Scale) durante el confinamiento y antes.

En una evaluación anterior, la mayoría de los participantes del estudio tenían niveles estándar de ansiedad y depresión y, en cambio, durante el confinamiento el 16,6 por ciento de los participantes sufrieron un incremento de ansiedad, mientras que un 9,9 por ciento declararon síntomas depresivos. Según estudios previos, este aumento se considera clínicamente significativo, y podría tener un impacto en la calidad de vida de los participantes.

La cohorte participante en el estudio, enriquecida por factores de riesgo, ha permitido establecer las bases de una posible asociación entre la pandemia y el Alzheimer: los resultados indican una relación entre los marcadores de riesgo relacionados con la enfermedad, como la proteína amiloide y la neuroinflamación, y el aumento de síntomas ansiosos y depresivos durante el confinamiento. Esta asociación es importante porque puede implicar un peor pronóstico clínico en personas con riesgo de Alzheimer después de la pandemia.

Durante la etapa preclínica del Alzheimer, se produce un aumento de los síntomas de ansiedad y depresión que puede acelerar la progresión de la enfermedad. A este hecho hay que añadir que, durante la pandemia de la COVID-19, estos síntomas se han incrementado a escala global, con consecuencias a largo plazo para la salud mental y el deterioro cognitivo de grupos vulnerables.

«En este contexto, era relevante investigar la posible asociación entre la sintomatología de ansiedad y depresión durante el confinamiento derivado de la COVID-19, y los biomarcadores de la enfermedad de Alzheimer», ha explicado Müge Akinci, investigadora del BBRC y autora principal del estudio.

El Género, un factor de riesgo

La investigación también ha explorado el papel del estrés y los cambios de estilo de vida (sueño, comida, bebida, hábitos de fumar y uso de medicamentos) durante este período, además de factores sociodemográficos como las diferencias de sexo/género y la salud mental de las personas cuidadoras.

Se han observado diferencias entre hombres y mujeres relativas a las horas de sueño durante el confinamiento y en el consumo de alimentos, así como diferencias entre cuidadoras y no cuidadoras.

La ansiedad y la depresión suponen un riesgo incrementado de desarrollar deterioro cognitivo y la enfermedad de Alzheimer, y la prevalencia observada en este estudio es más alta entre las mujeres. En la escala HADS, las mujeres han obtenido una puntuación más alta que los hombres para síntomas tanto de ansiedad como de depresión.

«En general, los resultados apoyan el vínculo entre la sintomatología neuropsiquíatrica y la carga de beta amiloide en el cerebro en la etapa preclínica del Alzheimer, especialmente en el caso de las mujeres. Se muestran cambios modestos pero significativos y, por lo tanto, es apropiado que se tengan en cuenta en el ámbito clínico», ha señalado la doctora Eider Arenaza-Urquijo, investigadora del estudio y responsable de equipo en el BBRC.

Los hallazgos de este estudio abren la puerta a futuras investigaciones sobre las consecuencias de la pandemia en la salud mental y en el pronóstico clínico de las personas que se encuentran en la etapa preclínica de esta enfermedad.

Una semana sin redes sociales mejora la salud mental y reduce la ansiedad y la depresión

Es una de las conclusiones a las que ha llegado un estudio realizado por un equipo de investigadores de la Universidad de Bath (Reino Unido), que ha querido conocer cómo afecta el uso de estas plataformas, centrado la investigación en los efectos en la salud mental de los sujetos con un descanso de una semana.

Según ha informado esta institución en la revista ‘Cyberpsychology, Behavior and Social Networking’, que recoge los resultados del estudio, se tomaron como referencia los hábitos de consumo de 154 personas de entre 18 y 72 años que utilizaban las redes a diario, que fueron divididos en dos grupos, uno de ellos de control, que pudo seguir usando las redes sociales.

Al otro grupo de participantes se le pidió tomar un descanso de una semana, en la que permanecieron alejados de sus cuentas en redes sociales como Instagram, Twitter, Facebook o TikTok, y que tuvo como resultado la «mejora significativa» en el bienestar, la depresión y la ansiedad.

Por otro lado, este estudio también concluyó que las personas que se tomaron el descanso de una semana informaron de que habían utilizado estas redes sociales una media de 21 minutos en ese tiempo, en comparación con las siete horas de media del grupo de control, que no tuvo restricciones.

«Muchos de nuestros participantes informaron haber notado efectos positivos al alejarse de las redes sociales. Entre ellos, un mejor estado de ánimo y menos ansiedad. Esto sugiere que incluso un pequeño descanso puede tener un impacto», ha comentado el investigador principal del Departamento de Salud de Bathz, el doctor Jeff Lambert.

Los investigadores que han llevado a cabo este estudio han adelantado que planean llevar este experimento a diferentes poblaciones más jóvenes o con problemas de salud física y mental para comprobar cómo podría beneficiarles esta desconexión.

El uso de las redes sociales, en constante crecimiento

La amplia variedad de plataformas, la conexión y cercanía que ofrecen y su gratuidad en la mayoría de las ocasiones son algunos de los factores que explican por qué muchos usuarios utilizan las redes sociales.

Con el paso del tiempo la dedicación a TikTok, Twitter, Facebook e Instagram ha ido en aumento hasta el punto de que a partir de 2022 el uso diario medio de las redes sociales en todo el mundo ascendió a 147 minutos diarios, dos minutos más que en 2021.

Según datos de Statista, los usuarios encuentran contradicciones en el uso de estas plataformas. Por un lado, sienten que gracias a ellas habían podido acceder a mayor información y que estas habían favorecido la comunicación y la libertad de expresión.

Por otra parte, las personas encuestadas también aseguraron haber sentido que las redes sociales habían empeorado su privacidad personal y aumentado la polarización en la política y las distracciones.

No obstante, los usuarios acceden a las redes sociales por una variedad de razones, siendo el mantenimiento del contacto con amigos y familiares la principal justificación, en el 47,6 por ciento de las veces.

El 36,3 por ciento de los encuestados, en cambios, se conectan a ellas para divertirse y pasar el rato, mientras que el 35,1 por ciento lo hacen para leer y acceder a información, y el 31,6 por ciento las usa para buscar contenido.

El 29,5 por ciento de los usuarios de Internet tiene una cuenta en estas redes sociales para comprobar cuáles son los temas que se están comentando, el 27,7 por ciento de ellos para encontrar inspiración y para comprar, y el 23,9 por ciento, para hacer contactos nuevos.

Los usuarios de Twitter, TikTok e Instagram, entre otras plataformas, también consideran que las redes sociales tienen un impacto en aspectos determinados de la sociedad, como son el acceso a la información, la polarización en la política y la calidad de vida en general.

Una mejor dieta ayuda a vencer la depresión en hombres jóvenes, según un estudio

Los hombres jóvenes con una dieta pobre vieron una mejora significativa en sus síntomas de depresión cuando cambiaron a una dieta mediterránea saludable, según muestra un nuevo estudio publicado en el ‘American Journal of Clinical Nutrition’.

La depresión es una enfermedad mental común con un importante factor de riesgo de suicidio, la principal causa de muerte en adultos jóvenes.

El ensayo de control aleatorio de 12 semanas de duración fue realizado por investigadores de la Universidad Tecnológica de Sídney (Australia). La investigadora principal, Jessica Bayes, asegura que este estudio es el primer ensayo clínico aleatorio que evalua el impacto de una dieta mediterránea en los síntomas de la depresión en hombres jóvenes (de 18 a 25 años).

«Nos sorprendió lo dispuestos que estaban los jóvenes a seguir una nueva dieta –reconoce Bayes–. «Los asignados a la dieta mediterránea fueron capaces de cambiar significativamente sus dietas originales, bajo la guía de un nutricionista, en un corto período de tiempo».

«Sugiere que los médicos y psicólogos deberían considerar la posibilidad de remitir a los jóvenes deprimidos a un nutricionista o dietista como un componente importante del tratamiento de la depresión clínica», añade.

El estudio contribuye al campo emergente de la psiquiatría nutricional, cuyo objetivo es explorar el efecto que pueden tener determinados nutrientes, alimentos y patrones dietéticos en la salud mental. La dieta utilizada en el estudio era rica en verduras de colores, legumbres y cereales integrales, pescado azul, aceite de oliva y frutos secos crudos y sin sal.
El objetivo principal era aumentar la calidad de la dieta con alimentos integrales frescos y reducir la ingesta de alimentos «rápidos», azúcar y carne roja procesada», apunta Bayes.

«Hay muchas razones por las que científicamente pensamos que la comida afecta al estado de ánimo –prosigue–. Por ejemplo, alrededor del 90% de la serotonina, una sustancia química que nos ayuda a sentirnos felices, es producida en nuestro intestino por nuestros microbios intestinales. Cada vez hay más pruebas de que estos microbios pueden comunicarse con el cerebro a través del nervio vago, en lo que se llama el eje intestino-cerebro».

«Para que los microbios sean beneficiosos, tenemos que alimentarlos con fibra, que se encuentra en las legumbres, las frutas y las verduras», añade.

Aproximadamente el 30% de los pacientes deprimidos no responden adecuadamente a los tratamientos estándar para el trastorno depresivo mayor, como la terapia cognitivo-conductual y los medicamentos antidepresivos.

«Casi todos nuestros participantes siguieron el programa, y muchos se mostraron dispuestos a continuar con la dieta una vez finalizado el estudio, lo que demuestra lo eficaz, tolerable y provechosa que les pareció la intervención», concluye.

Estudio detecta altos niveles de trastornos del sueño después de la COVID-19

En su trabajo, publicado en la revista científica ‘Neuroscience and Behavioral Psychology’, los científicos apuntan que estos factores están interrelacionados y recomiendan un enfoque integral para tratar el problema con eficacia.

En el estudio participaron 119 pacientes hospitalizados con diagnósticos confirmados de COVID-19 que completaron cuatro cuestionarios sobre depresión, ansiedad, fatiga y trastornos del sueño. Los pacientes con puntuaciones superiores a la media en los resultados de los cuestionarios también se sometieron a entrevistas psiquiátricas.

La encuesta detectó altos niveles de trastornos del estado de ánimo y del sueño entre los participantes en el estudio. En total, el 28 por ciento de los encuestados informó de un deterioro del estado de ánimo, el 27 por ciento experimentó una alteración de la calidad de su sueño y el 73 por ciento sufrió fatiga.

Los niveles más altos de fatiga aumentaron el riesgo de ansiedad y depresión. Asimismo, el aumento de la ansiedad y el deterioro del estado de ánimo también afectaron a la vitalidad general.

Estos resultados indican que la depresión puede hacer que las personas que se han recuperado de la COVID-19 se sientan menos vigorosas en su vida diaria.

Los médicos suelen atribuir la rápida pérdida de energía de los pacientes a las consecuencias orgánicas de la infección, perdiendo de vista la ansiedad y los trastornos del estado de ánimo que pueden estar enmascarados por la enfermedad infecciosa.

Este enfoque puede dar lugar a un curso prolongado de astenia durante la recuperación de la enfermedad, a pesar de los parámetros fisiológicos favorables. Los resultados también mostraron que el aumento de la ansiedad y la depresión repercuten en la calidad del sueño.

«Aunque la relación entre el estado de ánimo y los trastornos del sueño es intuitiva, es importante examinarlos cuidadosamente y por separado, especialmente en los pacientes tras la infección por COVID. Curiosamente, este aspecto suele pasarse por alto en el examen clínico de los pacientes con COVID-19. Sus problemas de sueño se atribuyen más a menudo a alteraciones fisiológicas, como las consecuencias de una estancia en cuidados intensivos y los efectos de una falta de movimiento prolongada, pero no a trastornos del estado de ánimo.

Nuestros datos subrayan una vez más que, cuando los pacientes se quejan de problemas de sueño, es necesario examinar su estado mental tanto durante su enfermedad como una vez finalizada la cuarentena», explica una de las responsables de la investigación, Ainur Ragimova.

Los trastornos depresivos pueden provocar cambios en células inmunitarias, según estudio

Un nuevo estudio publicado en la revista científica ‘Translational Psychiatry’ realizado por investigadores de la Technische Universität Dresden, la Universidad de Zúrich y los Institutos Max Planck para la Ciencia de la Luz y el Max-Planck-Zentrum für Physik und Medizin Erlangen, en Alemania, han establecido por primera vez un vínculo entre los trastornos depresivos y los cambios mecánicos en las células sanguíneas.

Para ello, los investigadores realizaron un estudio transversal de casos y controles mediante la caracterización morfo-reológica basada en imágenes de muestras de sangre no manipuladas que facilita la citometría de deformabilidad en tiempo real (RT-DC).

Se incluyeron 69 individuos preseleccionados con alto riesgo de trastornos depresivos y 70 controles sanos emparejados, que fueron evaluados clínicamente mediante la Entrevista Diagnóstica Internacional Compuesta, una entrevista clínica mundialmente reconocida para trastornos psiquiátricos.

Mediante el método de IA de aprendizaje profundo aplicado a más de 16 millones de imágenes de células sanguíneas, se clasificaron los principales tipos de células sanguíneas y se cuantificaron parámetros morfo-reológicos como el tamaño y la deformabilidad celular de cada célula.

Así, los científicos descubrieron que las células de la sangre periférica eran más deformables en los pacientes con trastornos depresivos en comparación con los sujetos de control, mientras que el tamaño de las células no se veía afectado.

Los individuos que habían sufrido un trastorno depresivo persistente a lo largo de su vida mostraban una mayor deformabilidad celular en monocitos y neutrófilos, mientras que los eritrocitos eran más deformables en el trastorno depresivo persistente actual. También los linfocitos eran más deformables en los individuos con trastorno depresivo actual.

Posteriormente, el estudio muestra por primera vez que los trastornos depresivos, y en particular los trastornos depresivos persistentes que persisten durante un periodo de más de dos años, están asociados a una mayor deformabilidad de las células sanguíneas. Aunque todas las células sanguíneas principales tienden a mostrar una mayor deformabilidad, los linfocitos, monocitos y neutrófilos son los más afectados.

Esto sugiere que en los trastornos depresivos se producen cambios mecánicos en las células inmunitarias, que podrían ser la causa de una respuesta inmunitaria sostenida. La identificación de este patomecanismo podría ir acompañada de nuevas posibilidades terapéuticas en el futuro, que podrían restaurar la función celular disfuncional mejorando los procesos mecánicos de las células.

«Estamos trabajando en paralelo en la investigación de terapias farmacológicas para mejorar una biología disfuncional, así como en terapias psicológicas para mejorar los procesos cognitivos y emocionales disfuncionales. De hecho, en mi opinión, sólo un enfoque holístico puede comprender y tratar eficazmente este complejo trastorno y, con suerte, evitar mucho sufrimiento en el futuro», ha explicado el líder del estudio, Andreas Walther.

Cada 40 segundos se suicida una persona en el mundo

El estrés psicológico, la depresión y la ansiedad han sido más frecuentes en hombres y mujeres desde que inició la pandemia por la COVID-19, según cifras de la Organización Mundial de la Salud (OMS) cerca de 700 mil personas se suicidan al año en el mundo, lo que quiere decir que cada 40 segundos una persona se suicida.

En un principio, los especialistas no descartaban que los pensamientos suicidas pudieran aumentar debido a la crisis económica y la alta tasa de desempleo que existe en nuestro país, actualmente, las cifras lo confirman.

Según el Ministerio de Salud (Minsa) Panamá registró en 2021, un total de 196 suicidios, 53 más que en 2020, el 85% de estos ocurrió en varones.

El doctor Manuel José Díaz Hernández, médico especialista en psiquiatría de la Caja de Seguro Social (CSS), confirmó que los hombres son seis veces más suicidas que las mujeres y que la mayoría de los casos ocurren en áreas rurales e indígenas.

«Estamos viviendo una época inimaginable, incomparable con alguna otra tragedia en los últimos 100 años, por lo que se están experimentando situaciones estresantes (aislamiento, incertidumbre, miedo al contagio, dificultades económicas), todas estas llevan al desarrollo de trastornos como la depresión, ansiedad o abuso de sustancias en personas vulnerables, lo que aumenta el riesgo de suicidio», explicó Díaz.

Según dio a conocer el especialista, se estima que en más del 90% de las muertes por suicidio había un trastorno mental identificable, entre los cuales están la depresión, el trastorno bipolar, los trastornos de personalidad y el abuso de sustancias.

Es por esta razón que recomienda a los miembros de una familia a estar pendiente en los cambios de conducta que pueda tener uno de sus integrantes, ya que eso podría ser una señal de alerta.

La OMS ha publicado una guía con el fin de apoyar a los países en sus esfuerzos, Live Life  (Vivir la Vida) y aplica el enfoque de prevención del suicidio, centrado en cuatro estrategias: limitar el acceso a los medios de suicidio, como plaguicidas muy peligrosos y armas de fuego; formar a los medios de comunicación para que difundan de forma responsable noticias sobre suicidios; fomentar entre los adolescentes las competencias socioemocionales para la vida; y detectar tempranamente, evaluar, gestionar y hacer seguimiento de las personas con pensamientos y comportamientos suicidas.

En nuestro país, la CSS cuenta con el Programa de Salud Mental conformado por psicólogos, enfermeros y trabajadores sociales, por lo que no resultaría difícil que una persona tenga acceso a la prevención y tratamiento de algún trastorno a través de alguna de sus sedes.

A nuestro país, todavía le falta profundizar los programas relacionados con la prevención del suicidio, pero ha dado pequeños pasos como la aprobación de la Ley 174 de 2 de noviembre de 2020, que establece el marco jurídico para el abordaje de las conductas de riesgo suicida; así como la creación de Comisión Nacional para el Abordaje Integral de las Conductas de Riesgo Suicida, donde las personas podrán tener ayuda de manera rápida y efectiva a través de las líneas 169 y 523-6800.

OMS insta a los gobiernos a tomar medidas para proteger la salud de los empleados mientras teletrabajan

En un nuevo informe técnico sobre el teletrabajo saludable y seguro, publicado por los dos organismos de las Naciones Unidas, se describen los beneficios y los riesgos para la salud del teletrabajo, así como los cambios necesarios para acomodar la transformación hacia diferentes formas de trabajo a distancia provocado por la pandemia del Covid-19.

Entre los beneficios, el informe señala que puede haber un mejor equilibrio entre la vida laboral y la personal, oportunidades de horarios de trabajo flexibles y actividad física, reducción del tráfico y del tiempo dedicado a los desplazamientos y disminución de la contaminación atmosférica, todo lo cual puede mejorar la salud física y mental y el bienestar social. El teletrabajo también puede suponer un aumento de la productividad y una reducción de los costes operativos para muchas empresas.

Sin embargo, el informe advierte de que sin una planificación y organización adecuadas y sin apoyo en materia de salud y seguridad, el impacto del teletrabajo en la salud física y mental y el bienestar social de los trabajadores puede ser importante.

El teletrabajo puede provocar aislamiento, agotamiento y depresión.

Puede provocar aislamiento, agotamiento, depresión, violencia en el hogar, lesiones musculoesqueléticas y de otro tipo, fatiga ocular, aumento del consumo de tabaco y alcohol, tiempo prolongado sentado y frente a una pantalla y aumento de peso poco saludable.

El informe señala las funciones que deben desempeñar los gobiernos, los empresarios, los trabajadores y los servicios sanitarios de los centros de trabajo para promover y proteger la salud y la seguridad durante el teletrabajo.

Así, la colaboración entre trabajadores y empleadores es «esencial» para un teletrabajo seguro, según la OMS. «En los casi dos años transcurridos desde el inicio de la pandemia, ha quedado muy claro que el teletrabajo puede aportar tan fácilmente beneficios para la salud como tener un impacto nefasto», ha dicho la doctora María Neira, directora del Departamento de Medio Ambiente, Cambio Climático y Salud de la OMS.

«El camino que tome el péndulo depende totalmente de que los gobiernos, los empresarios y los trabajadores trabajen juntos y de que haya servicios de salud laboral ágiles para poner en marcha políticas y prácticas que beneficien tanto a los trabajadores como al trabajo», ha advertido Neira.

Entre las medidas que deben poner en marcha los empresarios, destacan: garantizar que los trabajadores reciban el equipo adecuado para completar las tareas del trabajo; proporcionar información, directrices y formación pertinentes para reducir el impacto psicosocial y de salud mental del teletrabajo; formar a los directivos en la gestión eficaz de los riesgos, el liderazgo a distancia y la promoción de la salud en el lugar de trabajo; y establecer el «derecho a la desconexión» y días de descanso suficientes.

Así, según este informe, los servicios de salud laboral deben estar capacitados para proporcionar apoyo ergonómico, de salud mental y psicosocial a los teletrabajadores mediante el uso de tecnologías digitales de telesalud.

«El teletrabajo y, en particular, el trabajo híbrido, han llegado para quedarse, y probablemente aumentarán después de la pandemia, ya que tanto las empresas como los individuos han experimentado su viabilidad y sus beneficios», ha expresado Vera Paquete-Perdigão, directora del Departamento de Gobernanza y Tripartismo de la OIT.

«A medida que nos alejamos de este ‘patrón de espera’ para asentarnos en una nueva normalidad, tenemos la oportunidad de incorporar nuevas políticas, prácticas y normas de apoyo para garantizar que millones de teletrabajadores tengan un trabajo saludable, feliz, productivo y decente», añade Paquete-Perdigão.

El informe ofrece recomendaciones prácticas para la organización del teletrabajo que satisfagan las necesidades tanto de los trabajadores como de las organizaciones. Entre ellas, se incluye la discusión y el desarrollo de planes de trabajo individuales para el teletrabajo y la aclaración de las prioridades; la claridad de los plazos y los resultados esperados; el acuerdo de un sistema común para señalar la disponibilidad para el trabajo; y la garantía de que los directivos y los colegas respeten el sistema.

Por último, la OMS y la OIT insisten en que las empresas con teletrabajadores deben desarrollar programas especiales para el teletrabajo que combinen medidas para la gestión del trabajo y el rendimiento con tecnologías de la información y la comunicación y equipos adecuados, y servicios de salud laboral para la salud general y el apoyo ergonómico y psicosocial.

EUROPA PRESS

Depresión

El tratamiento integrado de la depresión y la insuficiencia cardíaca mejora la calidad de vida

Una estrategia de cuidados de enfermería por teléfono que combinaba la gestión de los cuidados de la insuficiencia cardíaca con el tratamiento de la depresión ha demostrado mejorar los resultados clínicos de los pacientes, su calidad de vida y su estado de ánimo, según un ensayo clínico realizado por médicos de la Universidad de Pittsburgh, en Estados Unidos y publicado en la revista ‘JAMA Internal Medicine’.

El ensayo Hopeful Heart es el primer estudio que aplica un enfoque de atención colaborativa «combinada» para el tratamiento de la insuficiencia cardíaca y la depresión, en el que los investigadores formaron a enfermeras médicas para que prestaran atención a la depresión y la insuficiencia cardíaca bajo la dirección de un cardiólogo, un psiquiatra y un médico de atención primaria del estudio.

«Estoy muy entusiasmado con nuestros resultados porque demuestran que podemos formar con éxito a las enfermeras médicas para que ofrezcan una atención eficaz de la depresión como parte de la gestión de la atención de la insuficiencia cardíaca que ya pueden ofrecer, y que este enfoque pragmático puede mejorar significativamente el estado de ánimo de los pacientes y ayudarles a recuperar una mejor calidad de vida», asegura Bruce Rollman, presidente de la cátedra de Centro Médico de la Universidad de Pittsburgh (UPMC), profesor de medicina y autor principal.

Según el estudio, los cardiólogos rara vez examinan a sus pacientes en busca de depresión, a pesar de que ésta se presenta hasta en la mitad de los pacientes con insuficiencia cardíaca y se ha asociado a una menor adherencia a los cuidados recomendados para la insuficiencia cardíaca, a mayores tasas de reingreso hospitalario y a un aumento de la mortalidad. Una posible explicación es que pocos estudios han examinado los beneficios del tratamiento de la depresión en la recuperación de los pacientes con insuficiencia cardíaca.

Para averiguar si pueden aplicarse tratamientos eficaces contra la depresión como parte de la atención rutinaria a la insuficiencia cardíaca, los investigadores probaron un modelo «combinado» de atención colaborativa administrado por teléfono.

Las enfermeras médicas formadas para administrar la atención a la depresión mantuvieron conferencias semanales de revisión de la atención con un psiquiatra y un cardiólogo del estudio, y luego transmitieron las recomendaciones de tratamiento a los pacientes y a sus médicos de atención primaria.

Posteriormente, las enfermeras del estudio hicieron un seguimiento de los pacientes mediante llamadas telefónicas periódicas y formularon recomendaciones para ajustar la atención en función de las respuestas de los pacientes al tratamiento.

«El modelo de atención colaborativa ‘combinada’ proporciona capas adicionales de apoyo emocional y educativo para los pacientes y sus familias –explica la coautora Amy Anderson coordinadora clínica del ensayo Hopeful Heart Trial–. Cuando nos sentamos en las sesiones de revisión de casos con los médicos y las enfermeras, acabamos aprendiendo mucho sobre la vida de estos pacientes; se convierte en algo personal. Por eso, siempre es muy gratificante ver a estos pacientes superar los obstáculos y mejorar con el tiempo».

Hopeful Heart reclutó a 756 participantes con insuficiencia cardíaca de ocho hospitales del área de Pittsburgh, entre los que se encontraban 629 pacientes que dieron positivo en el examen de depresión.

A los 12 meses de seguimiento, los pacientes con atención «combinada» informaron de una mejor calidad de vida relacionada con la salud mental -incluidas menos limitaciones en las actividades sociales, un mayor bienestar general, más energía y menos fatiga, y un mejor estado de ánimo- en comparación con los pacientes que recibieron la atención habitual, y un mejor estado de ánimo en comparación con los que recibieron atención colaborativa sólo para la insuficiencia cardíaca.

Los investigadores esperan que este enfoque innovador y práctico de la atención al paciente pueda aplicarse más ampliamente, sobre todo porque tanto los pacientes como el personal sanitario están más acostumbrados que nunca a la telemedicina.

«La depresión suele pasar desapercibida y no se trata en los pacientes con insuficiencia cardíaca, y nos anima que nuestro enfoque integrado para abordar la depresión no sólo haya sido eficaz, sino que pueda ampliarse fácilmente y extenderse a nivel nacional», señala Rollman.

Y añade que «una atención colaborativa «combinada» que se basa en los sistemas de atención existentes también puede permitir que los sistemas de atención de salud organizados, como el UPMC, ofrezcan una atención eficaz de primera línea para la depresión y otras condiciones de salud mental a los pacientes con condiciones médicas complejas».

EUROPA PRESS

La fatiga pandémica una realidad que nos impone adaptarnos a ella

Una reciente encuesta aplicada por Dichter & Neira que en esta oportunidad midió el impacto de los confinamientos en las personas, y difundida por Informe al Día, reveló que el 73% de los encuestados respondió que los confinamientos les resultaron difíciles y muy difíciles. De este porcentaje, el 39% dijo que la efectividad de esta medida es poca o nada.

La Organización Mundial de la Salud, describe a la fatiga pandémica como “la desmotivación para seguir las conductas de protección recomendadas que aparece de forma gradual en el tiempo y que está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, así como por el contexto social, cultural, estructural y legislativo”.

El 73% de los panameños respondió que los confinamientos les resultaron difíciles y muy difíciles

El aislamiento social, que viene acompañado de la propagación del virus SARS-CoV-2, tiene efectos adversos en las personas, y trae consigo la fatiga pandémica que es ese estado cuando la gente se siente mal por la pandemia y sus efectos. Cambios en los patrones de sueño, tristeza, enojo, entre otros sentimientos negativos que se presentan.

El doctor José Calderón, médico siquiatra, explicó que esta disrupción social, resulta en una circunstancia anómala que requiere de esfuerzos adicionales para adaptarse.  El ser humano es un ente social por definición, agregó el galeno.

La virtualidad logra disminuir un poco este impacto en quienes disponen de los recursos tecnológicos para comunicarnos sin contacto físico, como dijo, reiterando que al ser distinta toca adecuarse.

El especialista aclara que, la pandemia por sí sola no tiene por qué alterar nuestra salud mental.

“Debemos aludir a nuestra natural capacidad de adaptación y aprender a manejar el estrés generado   frente a situaciones amenazantes”, expresó.

El médico manifestó que, la incertidumbre y la variación de las medidas de aislamiento y movilidad se convierten en factores estresantes que se alejan de nuestro control.

Pero también recomendó a las autoridades no causar más incertidumbre con las medidas que adoptan y que no se atribuya a la pandemia la aparición de alteraciones mentales. “Las personas tenemos mecanismos de regulación y control que en estos momentos se ponen a prueba”, puntializó.

DP. El aislamiento social que impone la pandemia, ¿qué efectos está teniendo en la salud mental?

JC. Las dificultades para esta adaptación pueden generar reacciones de estrés sostenido que podrían llegar a convertirse en síntomas de alteraciones emocionales, predominantemente de ansiedad y en algunos casos síntomas depresivos, sobre todo en aquellas personas que ya padecían de trastornos de estos tipos antes del confinamiento.

DP. ¿Cómo se manifiesta en las personas esta nueva realidad?

JC. El temor al contagio y la dificultad económica se pueden considerar factores desencadenantes de crisis en diversas condiciones preexistentes y en el menor caso de reacciones de adaptación al normal estrés que causa la nueva circunstancia.

DP. Los niños han permanecido en aislamiento social por períodos prolongados de tiempo. ¿Qué efectos tienen los confinamientos, restricciones, en su crecimiento y salud mental?

JC. Creo que son los más afectados en su desarrollo futuro, pero esto será relativo a los tiempos de confinamiento más o menos prolongados. Entre más largo sea el período de aislamiento, mayor será el daño que se observará cuando reanude su contacto social con otros infantes. También es cierto que los niños son más adaptables que los adultos a todo tipo de cambios, pero es claro que el desarrollo individualizado no es lo deseable para una sociedad humana saludable, sino el desarrollo colectivo que deberíamos recuperar en cuanto las circunstancias sanitarias lo permitan.

foto: Unicef

DP. ¿Qué síntomas son indicativos de que debemos pedir ayuda profesional?

JC. Siempre que la capacidad para ejercer las funciones habituales se vea afectad. Cuando las relaciones interpersonales sufran un inusual deterioro, cuando las funciones vitales se vean sostenidamente afectadas como el sueño, apetito, y energía. En el momento en que no se logra disfrutar de las actividades o placeres que usualmente satisfacían, y sobre todo cuando los pensamientos como: es mejor no existir o que la vida no tiene sentido, entre otras situaciones, es una alerta que indica que es momento de recurrir a la ayuda profesional.

DP. Qué recomendaciones daría para mantenernos saludable en tiempos de aislamiento social.

JC. Mantener la actividad física lo más constante y prolongada posible. Mantener la mente ocupada, con lecturas, escrituras o actividades creativas. Tener el mayor contacto virtual con otras personas.

Si estamos en teletrabajo, saber distribuir el tiempo y limitar el tiempo de trabajo a horas establecidas y usar tiempo de ocio en descansar y ocuparnos de otros asuntos

Infórmese lo suficiente para saber cómo conducirse de acuerdo con la normativa vigente, pero evite estar constantemente pendiente de noticias alarmantes y sobre todo aléjese de las polémicas en redes sociales con informaciones y comentarios de dudosa confiabilidad.

 

 

 

La pandemia rezaga la salud mental, según encuesta de la OPS/OMS

La implementación de los sistemas de salud mental se está quedando retardada, según los resultados de una encuesta de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Organización Mundial de la Salud (OMS).

El subdirector de la OPS, Jarbas Barbosa, dijoen una sesión informativa de prensa que: “los datos de 29 países muestran que, si bien 27 de ellos han integrado la salud mental en sus planes contra la COVID-19, solo dos cuentan con suficiente financiamiento”.

Los trabajadores de la salud son los más afectados por la COVID-19. Están «haciendo grandes sacrificios personales y tomando decisiones sumamente difíciles en la primera línea de la respuesta a la pandemia», dijo el subdirector del organismo.

Aseguró que los nuevos datos preliminares de seis países muestran algunos indicios preocupantes. «Uno de cada cinco trabajadores de salud está sufriendo síntomas de depresión”, acotó.

En Chile, casi uno de cada diez tiene pensamientos suicidas.

Más del 75% de los trabajadores de salud están preocupados por contraer la COVID-19 y prácticamente todos están preocupados por transmitírsela a sus seres queridos, indicó, citando el estudio HÉROES, dirigido a examinar los problemas de salud mental, conductual y social que experimentan los trabajadores de la salud en Argentina, Chile, Guatemala, Perú, México y Venezuela.

El estudio es un esfuerzo conjunto entre la Universidad de Chile y la Universidad de Columbia en asociación con otras instituciones.

La salud mental una prioridad en tiempos de pandemia

Barbosa subrayó que la salud mental, que está intrínsecamente vinculada a la salud física, debe seguir siendo una consideración clave a medida que se acerca el final del primer año de la pandemia.

«En Chile, casi uno de cada diez  trabajadores de la salud tiene pensamientos suicidas»

“La COVID-19 ha interrumpido nuestras rutinas diarias, ha forzado a millones de personas a un aislamiento que lleva meses, ha devastado nuestras economías y ha causado una pérdida inimaginable de vidas. Esto nos ha sacudido a todos”, afirmó.

Agregó que las encuestas realizadas en varios países muestran que la pandemia ha aumentado el nivel de estrés de muchas personas, y algunos están luchando contra la ansiedad y la depresión.

Según Barbosa, «los países tampoco han podido dotar con personal suficiente a sus servicios de salud mental, por lo que la atención puede estar más fuera del alcance que nunca: la psicoterapia, el apoyo a los trastornos por abuso de sustancias psicoactivas y el acceso a los medicamentos se han visto sumamente interrumpidos y no están disponibles para muchos que los necesitan urgentemente».

Se aceleran los contagios en el continente

El subdirector de la OPS señaló que, desde el comienzo de esta pandemia, más de 20 millones de personas han contraído la COVID-19 en la región y casi 650.000 han muerto.

El continente alberga más de uno de cada cuatro casos y un tercio de las muertes por coronavirus a nivel mundial.

Además, en los últimos siete días, se notificaron casi un millón de nuevas infecciones , lo que la convierte en una de las peores semanas que se han registrado en la región.

Barbosa, dijo que «es importante recordar que la perseverancia que han mostrado muchos países en la aplicación de medidas de salud pública ha sido eficaz para aplanar la curva y proteger los servicios de salud».

Citó el ejemplo de Chile, que ha logrado reducir sus tasas de infección cuatro veces desde julio.

Paraguay logró reducir las tendencias desde septiembre, después de experimentar un pico de infecciones. Y aunque Uruguay ha registrado algunos conglomerados de casos, ha podido evitar la transmisión comunitaria.

Algunos datos del organismo muestran que los trastornos mentales y neurológicos en los ancianos, como la enfermedad de Alzheimer, otras demencias y la depresión, contribuyen de manera significativa a la carga de enfermedades no transmisibles.

en los últimos siete días, se notificaron casi un millón de nuevas infecciones , lo que la convierte en una de las peores semanas que se han registrado en la región

En el continente, la prevalencia de la demencia en los ancianos mayores de 60 años varía del 6,46% al 8,48%.

Entre los adultos con trastornos afectivos, de ansiedad y por consumo de sustancias graves y moderados, la brecha de tratamiento mediana es de 77,9% para América Latina y el Caribe (LAC).

La brecha de tratamiento en la región es del 56,9% para la esquizofrenia, del 73,9% para la depresión y del 85,1% para el alcohol.