Afrodisíaco: Puente multicultural
Felipillo y Bayano, y sus gritos de libertad perduran en la eternidad. El sonido de los tambores reproduce las voces e historia, de los esclavos negros, que llegaron a América. Sus huellas quedan impresas en el legado de los tambores afropanameños.
Con esta idea describe el origen del dúo, Miroslava Herrera, que además es historiadora y que, junto a Tatiana Ríos; se trazan un proyecto que rescate y promueva la cultura Congo.
Ambas afropanemeñas, amigas desde la infancia en el barrio donde crecieron, mostraron inclinación por la música, y en 2014 consolidan, Afrodisíaco. Un nombre que resulta del juego de palabras entre lo Afro y lo Paradisíaco.
No sólo redimen una de las culturas más importantes de Panamá, además tienen un mensaje que entregar: la igualdad mostrada a través de la música como una expresión de identidad en un mundo sin fronteras, y en el que la acepción “extranjero” no debería estar en un diccionario. Su misión entre otras, es la defensa de los derechos humanos.
Recorrieron el país, en la búsqueda de las raíces de la afropanameñidad. En el escenario, se distinguen por usar vestidos negros o rojos para los diablos, y polleras de retazos para las esclavas mestizas.
Fusionaron el ritmo de tambores afropanameño de distintas regiones de país, con otros géneros musicales, creando una armonía rica y única.
“Viene de Panamá”, fue la primera canción del grupo. Inspirada en la obra de teatro “La dama boba” de Lope de Vega, y en el poema “Visión de Panamá” de Demetrio Korsi, esta composición; fusiona los ritmos de tambor norte en atravesao, la guitarra eléctrica y el rap.
La enviaron en 2014 a Chile, para que fuera seleccionada, pero un traspiés en aduanas, la dejó fuera de la competencia. Ese fue el inicio del viaje hacia la ciudad jardín: Viña del Mar.
En 2016 participaron, con la misma canción, pero en una nueva versión. Compitieron en la categoría folclor del Festival Internacional de la Canción de Viña del Mar, ganando la Gaviota de Plata, de forma indiscutible ante el público de la Quinta Vergara.
En 2015, tomaron una canción del cantautor chileno, Víctor Jara, quien fue asesinado en el Estadio Nacional, de la capital chilena en 1973; días después del golpe militar. “Te recuerdo Amanda”, la composición de Jara. El lazo de Miroslava con Chile es resultado de la influencia que tuvo una maestra de esa nación, durante su infancia.
“Viene de Panamá”, grabado en 2014, recibió una nominación como mejor álbum folclórico en la 19ª entrega de los premios Latin Gramy en 2018.
Hoy, están culminando un viaje musical con un entusiasmo desbordante y necesario para el inicio de este nuevo año. En noviembre de 2019, ganaron un fondo de movilidad para músicos de Ibermúsicas.
El plan era ir a Chile, volver a Chile, relató Herrera. Pero la declaratoria de la pandemia, lo canceló.
“Se nos ocurrió que con la colaboración de nuestro productor Billy Herron, las canciones hiciesen el viaje”, y explica que reformulan el proyecto.
“Haríamos una canción chilena panameñizada y una canción panameña chilenizada”.
Es entonces, que comienza a construirse una nueva ruta para consolidar esta nueva fase.
“Puente es un laboratorio de unión latinoamericana, nuestras raíces se tocan en la piel del tambor”, describe la cantante.
La referencia es al logo del proyecto, creado por Luis Cantillo, que expresa con un simbolismo bien planteado la intersección que ha unido a las dos naciones históricamente, esta vez, a través de la música.
Los retos que han tenido que sortear para cristalizar, este laboratorio las llevó a “establecer una agenda flexible pero firme para ver resultados y avances”.
“La pandemia es una tormenta en las vidas y las rutinas y darle prioridad al proyecto es un acto consciente. Y el tema de la comunicación remota es un reto, siempre, siempre”, cuenta.
- ¿En qué etapa está la producción que están realizando con sus pares chilenos?
En este momento estamos en los toques finales de la producción. Los colegas de Chile son Orion Lion, pianista, compositor y educador y Comprovisation Project, compuesto por sus estudiantes de la Escuela Moderna de Chile.
Orión es una cara conocida. Lleva más de 10 años acompañando al Panamá Jazz Festival.
- ¿Qué canciones interpretarán ambos países, y qué género musical usarán?
Panamá trabaja en hacer una versión panameña de “Deja la vida volar” de Víctor Jara. Nuestra idea es montar la canción sobre los tambores de Panamá.
Los colegas de Chile harán suya “Desapariciones” de Rubén Blades y le impartirán su jazz.
- ¿Qué mensaje están construyendo con esta producción?
Que no existe la palabra extranjero. Que nos unen alegrías y tristezas, que somos diferentes, pero que conociéndonos podemos complementarnos en vez de chocar.
Que ambos países exigimos justicia. Que somos uno.
- Seleccionaron un tema del cantautor chileno, Víctor Jara, ¿por qué?
Orión nos dio a escoger entre “Deja la vida volar”, “Lo único que tengo”; de Víctor Jara y “Volver a los 17” de Violeta Parra. Escogimos “Deja la vida volar” porque sentimos muy hondo su melodía y su poesía.
- «Desapariciones» de Rubén Blades fue la elección de Chile. ¿Qué cambios sufrirá este tema que, para los chilenos tiene un significado histórico?
La nueva versión se llamará “Desaparecidas”. Esta es una canción que representa el sufrimiento que nos une. Hemos vivido días oscuros en toda “Abya Yala” en el largo camino por descolonizar nuestros pueblos.
En esta versión reivindicamos a las víctimas de la violencia contra la mujer, y esa premisa guía la composición.
- ¿Cuándo se estrenará esta nueva producción, y qué sigue en la agenda de Afrodisíaco?
Si todo sale bien, las canciones se presentarán en el Panamá Jazz Festival en enero 2021.
Empezamos el año participando de la campaña #Doylacaraporellos de ACNUR, donde damos voz a los refugiados.
Continuamos con el proyecto de rescate de cintas históricas de los profesores Zárate con el respaldo de Banesco y el Ministerio de Cultura.
Y, seguir ¡tocando tambor!