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Etiqueta: bosques

Los incendios forestales ya amenazan la producción mundial de madera

Los incendios forestales están poniendo en riesgo la producción mundial de madera, ya que un área de bosque productor de madera equivalente a Gran Bretaña ha ardido en las dos últimas décadas.

Una nueva investigación advierte de que los incendios forestales causaron una pérdida de aproximadamente 393 a 667 millones de metros cúbicos de madera industrial por un valor de entre 45.000 y 77.000 millones de dólares según los precios de exportación mundiales de 2021.

Según el autor principal, el Dr. Chris Bousfield, de la Universidad de Sheffield, las regiones más gravemente afectadas incluyen Australia, el oeste de los Estados Unidos de América y Canadá, la Rusia siberiana y Brasil.

«Países como Australia, que ya han perdido una gran proporción de sus bosques productores de madera en este siglo, probablemente experimenten ahora importantes déficits en su suministro interno de madera», afirmó en un comunicado el doctor Bousfiled.

«Esto plantea la cuestión de dónde se obtendrá la madera adicional necesaria para satisfacer la demanda y a qué coste para el medio ambiente».

El coautor, el profesor David Lindenmayer de la ANU y el Consejo de Biodiversidad, dijo: «Lo que es particularmente preocupante es la trayectoria ascendente discernible e implacable en las áreas quemadas anualmente, una señal clara de las crecientes pérdidas inducidas por los incendios forestales previstas debido al cambio climático severo.

«A medida que nos esforzamos por satisfacer la demanda cada vez mayor de madera, está claro que los productores de madera deben adaptarse urgentemente mediante la adopción de estrategias de gestión innovadoras y nuevas tecnologías para contrarrestar la creciente amenaza que representan los incendios forestales».

Los investigadores sostienen que los gobiernos y la industria deben hacer cuatro cosas para asegurar la producción futura de madera.

En primer lugar, ampliar la producción de madera mediante plantaciones de rápido crecimiento de especies de árboles menos inflamables. En segundo lugar, establecer plantaciones en regiones con menos probabilidades de sufrir incendios. En tercer lugar, diseñar mejor las plantaciones para reducir la propagación del fuego en los paisajes y los daños y riesgos para las comunidades humanas. Y en último lugar, adoptar tecnologías emergentes como drones con sensores infrarrojos y sistemas autónomos de extinción de incendios para mejorar la detección y extinción de incendios forestales.

«Si no se implementan estos enfoques, se podrían producir importantes pérdidas de madera en el futuro, lo que podría provocar un aumento de los precios de la madera», afirmó el autor principal, el profesor David Edwards de la Universidad de Cambridge.

«Esto, a su vez, puede aumentar el atractivo económico de la tala intensiva en algunos bosques tropicales, lo que representa una amenaza para los esfuerzos de conservación en zonas críticas de biodiversidad».

Investigadores publican el primer ‘inventario’ de insectos de los bosques urbanos de la ciudad de Panamá

El libro “Insectos asociados a los bosques urbanos de la Ciudad de Panamá”, fue presentado recientemente en la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt), obra que se desprende de un estudio sobre las comunidades de insectos que habitan en los bosques urbanos de la capital del país, así como las interacciones de estos con su entorno, liderado por los doctores Enrique Medianero y Alonso Santos Murgas.

La investigación, titulada «Los bosques urbanos como un recurso para hacer frente a los efectos del cambio climático» y financiada por la Secretaría Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación (Senacyt) a través de la Convocatoria Pública de Movilidad de Investigación 2022, recopiló la información de unas 1,000 especies de insectos en cinco puntos de la ciudad de Panamá: Parque Natural Metropolitano, la Reserva Biológica Rodrigo Tarté (contigua a Ciudad del Saber), Parque Nacional Camino de Cruces, Cerro Ingeniero 1 en Albrook y el campus central de la Universidad de Panamá (UP).

Por tanto, este estudio representa el primer esfuerzo científico por medir, de forma representativa, los insectos en la ciudad de Panamá.

«Los entomólogos tenemos una deuda con el país pues el último libro nacional sobre insectos es de 1981; hay una deuda en cuanto a la información sobre insectos en Panamá, no hay un trabajo que compile la información disponible y nuestro libro es un primer intento por tener un ‘inventario’ de cuántos insectos tenemos, al menos en la ciudad capital», explicó el Dr. Medianero, durante el conversatorio con el que fue presentado el documento.

«El que registráramos la presencia de unos 1,000 insectos en estos segmentos de bosques urbanos, es significativo; es una cifra que nos dice que todavía estos fragmentos de bosque albergan una variedad bastante aceptable de insectos y que, pese al fuerte impacto humano, aún se pueden recuperar», recalcó el Dr. Santos Murgas.

Los investigadores también destacaron la importancia de los insectos en gran parte de los ecosistemas, al desempeñar funciones como polinizadores, recicladores y reguladores de artrópodos y otros insectos.

El conversatorio fue transmitido y registrado en la cuenta de Instagram de la Senacyt y el libro se encuentra disponible para consulta en la Bibliotecas Nacional Ernesto J. Castillero, Biblioteca Simón Bolívar de la UP, Biblioteca de Biología Tropical Earl S. Tupper del Instituto Smithsonian de Investigaciones Tropicales y en las oficinas del Parque Natural Metropolitano y Parque Nacional Soberanía.

selva amazónica

La selva amazónica está perdiendo resistencia

Esto es debido a la presión ejercida por la combinación de la tala y la quema, si bien la influencia del cambio climático causado por el hombre no es claramente determinable hasta ahora, aunque probablemente será muy importante en el futuro.

En unas tres cuartas partes del bosque, la capacidad de recuperación ante las perturbaciones ha ido disminuyendo desde principios de la década de 2000, lo que los científicos consideran una señal de alarma, según el estudio. Las nuevas pruebas se derivan del análisis estadístico avanzado de los datos por satélite de los cambios en la biomasa y la productividad de la vegetación.

«La reducción de la resiliencia –la capacidad de recuperarse de perturbaciones como las sequías o los incendios– puede significar un mayor riesgo de muerte de la selva amazónica. El hecho de que veamos tal pérdida de resiliencia en las observaciones es preocupante», afirma Niklas Boers, del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático y de la Universidad Técnica de Múnich (Alemania), que realizó el estudio conjuntamente con investigadores de la Universidad de Exeter (Reino Unido).

«La selva amazónica alberga una biodiversidad única, influye en gran medida en las precipitaciones de toda Sudamérica gracias a su enorme evapotranspiración y almacena enormes cantidades de carbono que podrían liberarse en forma de gases de efecto invernadero si se produjera un retroceso, incluso parcial, contribuyendo así al calentamiento global –explica Boers en un comunicado–. Por eso la selva tropical tiene una importancia mundial».

La Amazonia se considera un elemento potencial de inflexión en el sistema terrestre y varios estudios revelaron su vulnerabilidad. «Sin embargo, los estudios de simulación por ordenador de su futuro arrojan resultados muy diversos», dice Boers.

«Por ello, hemos buscado en los datos de observación específicos indicios de cambios en la resiliencia durante las últimas décadas –explica–. Vemos que la resiliencia de la selva tropical disminuye continuamente desde principios de la década de 2000, pero no podemos saber cuándo podría producirse una transición de la selva tropical a la sabana. Cuando sea observable, probablemente será demasiado tarde para detenerla».

Investigación

La investigación, publicada en la revista ‘Nature Climate Change’, forma parte del proyecto ‘Puntos de inflexión en el sistema Tierra’ (TiPES), financiado por el programa Horizonte 2020 de la Unión Europea.

El equipo del Instituto de Potsdam para la Investigación del Impacto Climático y del Instituto de Sistemas Globales de la Universidad de Exeter utilizó indicadores de estabilidad que ya se habían aplicado anteriormente a la capa de hielo de Groenlandia y a la circulación de vuelco del Atlántico.

Estos indicadores estadísticos pretenden predecir la aproximación de un sistema a un cambio brusco identificando una ralentización crítica de la dinámica del sistema, por ejemplo su reacción a la variabilidad meteorológica.

El análisis de dos conjuntos de datos satelitales, que representan la biomasa y el verdor del bosque, reveló la desaceleración crítica. Esta ralentización crítica puede considerarse como un debilitamiento de las fuerzas restauradoras que suelen devolver el sistema a su equilibrio tras las perturbaciones.

«Aunque un sistema puede parecer estable si se considera sólo su estado medio, un examen más detallado de los datos con métodos estadísticos innovadores puede revelar la pérdida de resiliencia», apunta Chris Boulton, del Instituto de Sistemas Globales de la Universidad de Exeter.

En este sentido, recuerda que «estudios anteriores basados en simulaciones por ordenador indicaban que grandes partes de la Amazonia pueden verse abocadas a la extinción antes de mostrar un fuerte cambio en el estado medio. Nuestro análisis observacional muestra ahora que en muchas zonas la desestabilización parece estar ya en marcha», añade.

Para intentar determinar las causas de la pérdida de resiliencia que los científicos encuentran en los datos, exploraron la relación con las precipitaciones en una zona determinada del Amazonas, culminando con tres eventos de sequía «de una vez por siglo» en la región.

Las zonas más secas resultaron estar más en riesgo que las más húmedas. «Esto es alarmante, ya que los modelos del IPCC proyectan un secado general de la región amazónica en respuesta al calentamiento global antropogénico», dice Boers. Otro factor es la distancia de una zona a las carreteras y asentamientos desde donde la gente puede acceder al bosque. Los datos confirman que las zonas cercanas al uso humano de la tierra están más amenazadas.

«Nuestro novedoso análisis de datos empíricos aporta pruebas adicionales a la preocupación por la capacidad de recuperación de los bosques, especialmente en un futuro próximo –resalta Tim Lenton, Director del Global Systems Institute–. Confirma que es necesario limitar fuertemente la tala, pero también limitar las emisiones globales de gases de efecto invernadero, para salvaguardar la Amazonia».

Con información de EUROPA PRESS

Isla Colón, un verdadero tesoro del Caribe panameño

El escenario natural de Bocas del Toro es espacio que deslumbra por sus parajes y encantadas playas.

Bosques, aguas transparentes, exóticas islas y una colorida diversidad de plantas y animales, hacen de esta isla caribeña de Panamá un verdadero tesoro de nuestra tierra.

Isla Colón es la isla más poblada del archipiélago de Bocas del Toro, además es su capital.

Alberga además, algunos de los principales destinos de la zona, llenos de maravillas ecológicas y viajes por la playa.

Una maravillosa experiencia, eso es la Isla Colón. Foto: Visit Panamá

En Isla Colón se encuentra la Playa Estrella, también conocida como “Playa Estrella de Mar”, un destino de ecoturismo protegido, donde también se puede experimentar la cultura y la comida afrocaribeña de la zona

También está la Playa Bluff, donde se practica sur se practica surf de primera categoría y allí los visitantes pueden aprender sobre los esfuerzos locales de conservación de tortugas marinas.

De camino a Playa Bluff, es común detenerse en Paki Point, una playa tranquila. También está la Playa Tortuga, un complejo turístico con la piscina frente al mar más grande de la zona, o las playas perfectas de Boca del Drago.

El verdor de sus bosques con el verde celeste de sus aguas convierten a Bocas del Toro en un altar de la naturaleza y uno de los paraísos turísticos más importantes de América Central y el Caribe.

Apoyo del gobierno

Para potenciar el turismo y diversificar el impacto de este sector, el gobierno continúa impulsando proyectos para esta región del país.

El proyecto “Embellecimiento de la arquitectura afrocaribeña”, conformado por 50 casas de madera, en la comunidad de Old Bank, en Isla Bastimento, provincia de Bocas del Toro, fue entregado por la Autoridad de Turismo de Panamá (ATP) a esta población, como parte del proyecto de turismo comunitario PACTO, que se ejecuta con la Fundación Panameña de Turismo Sostenible en 11 comunidades a nivel nacional.

Este Proyecto beneficia directamente a 400 propietarios de viviendas y la inversión fue de $25 mil. Con esta acción el Gobierno Nacional fortalece el “Plan de Conservación de la Identidad Afro” y cumple con un compromiso adquirido en el Gabinete Turístico de Bocas del Toro de 2019.

La gestión estuvo a cargo de la ATP, con el respaldo de la Dirección de Asistencia Social (DAS) y apoyo de la Junta Comunal de Bastimentos.

Enrique Livingston, con 57 años de residir en la comunidad de Old Bank, comentó que “la gente está alegre y esto atraerá turistas.”

En tanto, Javier Cristopher, con 31 años de habitar en la zona y dedicado al traslado de turistas, destacó que “era importante que estas casas se pintarán porque están ubicadas en la calle principal de la comunidad de Old Bank, por donde los turistas ingresan para disfrutar de los atractivos turísticos.”

Reactivación turística

Foto: Visit Panamá

La reactivación turística es notoria en el lugar este mes de diciembre, las reservas de hoteles para las celebraciones de fin de año tienen un registro del 100% y están llegando alrededor de 4 aviones por día con visitantes de Europa, Estados Unidos, Canadá y Costa Rica, principalmente.

El administrador general de la ATP, Iván Eskildsen, destacó que “esta iniciativa forma parte de un total de más de $200 millones en inversiones del gobierno que se están ejecutando según el Plan Maestro de Turismo Sostenible 2020-2025.

«Apostamos a que Bocas del Toro en los próximos años tenga un crecimiento sostenible, en el cual se integre a las comunidades en el desarrollo».

En Bocas del Toro se ejecutan 11 proyectos financiados por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), entre ellos: gestión integral de residuos sólidos; abastecimiento de agua potable.

Además, el plan de ordenamiento territorial y estudios de escenarios de cambio climático; la creación de un centro de visitantes bajo un contrato con la Fundación Amador (Biomuseo), entre otros.

Aumento de temperatura por deforestación

Aumento de temperatura por deforestación hace que trabajo en exteriores sea inseguro

Entre 2003 y 2018, unos 4,9 millones de personas perdieron al menos media hora diaria para trabajar en condiciones de temperatura consideradas seguras, dijeron los responsables del estudio.

«Las lugares tropicales ya están al límite de convertirse en demasiado calientes y demasiado húmedos para trabajar de manera segura, debido al cambio climático», dijo Luke Parsons, autor principal del trabajo publicado en la revista One Earth.

«La deforestación puede llevar a estos lugares al límite, hacia ambientes de trabajo aún más inseguros», añadió.

La investigación de Parsons también determinó que 91.000 personas perdieron más de dos horas al día de temperaturas seguras para trabajar en exteriores, la gran mayoría de ellas en Asia.

Ya se conoce que la deforestación está asociada con un aumento de la temperatura local, debido a que los árboles bloquean la radiación solar, dan sombra y refrescan el aire.

Pero, como Parsons explicó en un correo electrónico a la AFP, «hasta ahora, muchos argumentos para promover la conservación de los bosques tropicales se han basado en la biodiversidad o la mitigación del cambio climático».

«Esperamos que este estudio proporcione información adicional sobre la relación entre la salud de los bosques locales y la salud humana, que sea considerada para medir los costos y beneficios de la deforestación», dijo.

En este estudio, los investigadores constataron que el aumento de temperatura vinculado a la deforestación es más importante que el vinculado al reciente cambio climático.

Para llegar a sus conclusiones, examinaron una combinación de lecturas de temperatura, estimaciones de población e imágenes de satélite de la deforestación global entre 2003 y 2018.

Y se enfocaron en un caso de estudio: el de los estados brasileños de Mato Grosso y Pará, en el límite de la Amazonía y que han sufrido una deforestación a gran escala en las últimas dos décadas.

En cerca del 60% de las áreas recientemente deforestadas, la temperatura se incrementó en más de 2 grados Celsius.

Y en el 47% de las zonas deforestadas se perdió más de media hora al día de temperaturas de trabajo saludables, mientras que este efecto solo se registró en el 4% de los lugares con cobertura forestal.

El equipo de Parsons calculó que 1,22 millones de kilómetros cuadrados de bosques tropicales fueron destruidos o degradados en los 15 años (2003-18) analizados en el estudio.

«Si las comunidades locales pueden prevenir en parte la deforestación tropical, puede haber un beneficio tangible para las personas que viven en áreas con bosque tropical», dijo a la AFP.

AFP

Un centenar de países se comprometen a salvar los bosques en 2030

Unos cien líderes mundiales reunidos en la gran conferencia de la ONU sobre el cambio climático lanzaron el martes grandes planes para acabar con la deforestación en 2030 y reducir las emisiones de metano, buscando dar impulso a unas negociaciones complicadas.

«Nuestros bosques son también el modo en que la naturaleza captura el carbono, sacando el CO2 fuera de nuestra atmósfera», afirmó el presidente estadounidense Joe Biden en el tercer día de la conferencia de la ONU sobre el cambio climático en la ciudad escocesa de Glasgow.

«Tenemos que abordar esta cuestión (de la deforestación) con la misma seriedad que la descarbonización de nuestras economías», agregó durante un evento dedicado a los bosques y el uso del suelo.

Según la ONG Global Forest Watch, solo en 2020 la destrucción de bosques primarios aumentó un 12% respecto al año anterior pese al parón económico por la pandemia y en Brasil, cuna del mayor pulmón del planeta, provocó un aumento de 9,5% en las emisiones de gases de efecto invernadero.

En este contexto, de Brasil a China, pasando por Rusia, Indonesia o la República Democrática de Congo, los líderes de más de cien países firmaron el martes la Declaración de Glasgow, prometiendo detener y revertir la deforestación y la degradación del suelo en 2030.

En su conjunto, «reúnen el 85% de los bosques del mundo, una superficie de más de 13 millones de millas cuadradas» o 33,6 millones de km2, según la presidencia británica de la COP26.

Estas medidas se apoyarán en un fondo de 12.000 millones de dólares de dinero público aportado por 12 países entre 2021 y 2025, más 7.200 millones de dólares de inversión privada por parte de más de 30 instituciones financieras mundiales, incluidos gigantes como Aviva, Schroders y Axa.

Las medidas deben respaldar actividades en los países en desarrollo como la restauración de tierras degradadas, la lucha contra los incendios forestales y la defensa de derechos de las comunidades indígenas.

Foto: AFP | ANDY BUCHANAN
Activistas climáticos del grupo Extinction Rebellion se manifiestan frente a las oficinas de JP Morgan en Glasgow. Aseguran que el 2030 es muy lejano y quieren actuar antes para salvar los pulmones del planeta.

 «Tenemos que actuar ahora» 

Asimismo, 28 gobiernos que representan el 75% del comercio mundial de productos básicos clave que pueden amenazar los bosques -como el aceite de palma, el cacao y la soja- firmaron otra declaración comprometiéndose a reducir la presión sobre los bosques, apoyando a los pequeños agricultores y mejorando la transparencia de las cadenas de suministro.

«Es muy importante ser neutros en carbono pero también es muy importante ser positivos con la naturaleza», afirmó durante el evento el presidente Iván Duque de Colombia, país ocupado al 52% por selva tropical y al 35% por tierra amazónica, con más de la mitad de los páramos -ecosistemas de gran altitud- del mundo.

Pero en Colombia «no vamos a esperar hasta 2030, sino que hoy nos comprometemos a proteger el 30% de nuestro territorio como área protegida en 2022, porque tenemos que actuar ahora», aseguró, preguntándose «¿Por qué no hacen lo mismo otros países?» cuando el suyo solo representa 0,6% de las emisiones mundiales de gases con efecto invernadero.

Cancelada al año pasado debido a la pandemia, la COP26 tiene como misión desarrollar el Acuerdo de París de 2015, que fijó como gran objetivo limitar el calentamiento del planeta a +1,5 ºC. Sin embargo, las negociaciones se anuncian complicadas.

El lunes, India, cuarto mayor emisor de CO2 del mundo, anunció que no espera alcanzar la neutralidad de carbono hasta 2070. Este muy esperado anuncio representa un retraso de dos décadas respecto a la mayoría de países.

Así mismo, grupos ecologistas denunciaron como demasiado tardío el fin de la deforestación en 2030 y Greenpeace lo tildó de «luz verde para otra década de destrucción forestal».

El pacto sobre los bosques fue el primero de los dos grandes anuncios previstos para el martes en Glasgow.

Por la tarde, los líderes se disponen a desvelar un acuerdo mundial para reducir esta década en un 30% las emisiones de metano, un gas 80 veces más potente que el CO2 y cuyas fuentes, como las minas de carbón a cielo abierto y el ganado, han recibido relativamente poca atención hasta ahora.

Un alto funcionario de la administración estadounidense declaró a la AFP que 90 países, entre ellos «la mitad de los 30 principales emisores de metano», habían firmado el compromiso.

Bosque Tropical pierde capacidad para absorber carbon o

Los bosques tropicales pierden capacidad para absorber carbono

La investigación liderada por el JPL (Jet Propulsion Laboratory) identificó si áreas con vegetación como bosques y sabanas en todo el mundo eran fuentes o sumideros de carbono cada año desde 2000 hasta 2019. La investigación encontró que en el transcurso de esas dos décadas, la vida las plantas leñosas fueron responsables de más del 80% de las fuentes y sumideros en la tierra, y el resto fue el suelo, la hojarasca y la materia orgánica en descomposición. Pero también vieron que la vegetación retenía una fracción mucho más pequeña del carbono de lo que los científicos pensaban originalmente.

Además, los investigadores encontraron que la cantidad total de carbono emitido y absorbido en los trópicos era cuatro veces mayor que en las regiones templadas y las áreas boreales (los bosques más septentrionales) combinadas, pero que la capacidad de los bosques tropicales para absorber cantidades masivas de carbono ha disminuido en los últimos años. La disminución de esta capacidad se debe a la deforestación a gran escala, la degradación del hábitat y los efectos del cambio climático, como sequías e incendios más frecuentes.

De hecho, el estudio, publicado en Science Advances, mostró que el 90% del carbono que los bosques de todo el mundo absorben de la atmósfera se compensa con la cantidad de carbono liberado por perturbaciones como la deforestación y las sequías.

Los científicos crearon mapas de fuentes y sumideros de carbono a partir de cambios en el uso de la tierra, como la deforestación, la degradación del hábitat y la plantación de bosques, así como el crecimiento de los bosques. Lo hicieron analizando datos sobre la vegetación global recopilados desde el espacio utilizando instrumentos como el GLAS (Geoscience Laser Altimeter System) de la NASA a bordo del ICESat y el Espectrorradiómetro de imágenes de resolución moderada (MODIS) de la agencia a bordo de los satélites Terra y Aqua, respectivamente.

El análisis utilizó un algoritmo de aprendizaje automático que los investigadores entrenaron primero utilizando datos de vegetación recopilados en el suelo y en el aire utilizando instrumentos de escaneo láser.

«Mucha de la investigación que se ha realizado antes no ha sido espacialmente explícita; no hemos tenido un mapa de dónde estaban ocurriendo los flujos de carbono», dijo en un comunicado Nancy Harris, directora de investigación del programa forestal del Instituto de Recursos Mundiales en Washington y una de los autores del estudio.

Otras formas de estimar cuánto carbono se intercambia entre áreas con vegetación y la atmósfera incluyen observar cuántas plantas o bosques hay en una región en particular y estudiar los cambios en el uso de la tierra, combinando esa información con estimaciones de emisiones de carbono. Pero esos métodos tienen limitaciones espaciales o temporales que los autores del estudio intentaron abordar con su método de aprendizaje automático.

Saber dónde las plantas absorben carbono y dónde lo emiten es importante para monitorear cómo los bosques y otras regiones con vegetación responden a un clima cambiante.

«El Amazonas fue considerado un sumidero de carbono sustancial debido a grandes extensiones de bosque prístino que absorben dióxido de carbono», dijo Sassan Saatchi, científico principal de JPL e investigador principal del estudio.

«Sin embargo, nuestros resultados muestran que, en general, la cuenca del Amazonas se está volviendo casi neutra en términos de balance de carbono porque la deforestación, la degradación y los impactos del calentamiento, sequías frecuentes e incendios en las últimas dos décadas liberan dióxido de carbono a la atmósfera».

Saatchi y sus colegas desarrollaron su análisis para que sea más fácil rastrear los cambios en áreas con vegetación en función de los datos recopilados en el suelo y de forma remota. «Nuestro enfoque está diseñado para asegurarnos de que podamos equilibrar sistemáticamente el presupuesto global de carbono cada año, y que los países puedan utilizar los resultados y la metodología para la gestión del carbono y sus propias necesidades de informes», dijo.

EUROPA PRESS

ANCON: Panamá está en camino de poner valor a sus bosques

Desde la perspectiva de la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ANCON), una de las organizaciones ambientalistas más importantes de Panamá, el camino recorrido en los últimos años para cumplir el objetivo de poner valor a los bosques panameños ha sido positivo.

La directora ejecutiva de la Asociación Nacional para la Conservación de la Naturaleza (ANCON), Rita Spadafora, expresó que así es cómo ve el tema, en respuesta a una consulta de destinopanama.net sobre un balance de lo logrado y lo que faltó hacer este año.

El camino delineado, según Spadafora, es el de poner en valor los bosques panameños con actividades económicas rentables y sostenibles, además de promover actividades agropecuarias sostenibles, y enverdecer las inversiones del sector financiero.

“Algunas de estas iniciativas están en proceso, otras hay que fortalecerlas”, aseguró la directora ejecutiva de ANCON, para quien la Alianza por el Millón de Hectáreas Reforestadas, campaña que despegó formalmente hacia fines de agosto de 2015 con la meta de reforestar un millón de hectáreas en 20 años en Panamá, no se debe medir en términos de los plantones sembrados ni de las especies rescatadas.

ANCON fue una de las organizaciones propulsoras de la idea iniciar la campaña de la Alianza por el Millón, a la que sumaron su esfuerzo además el sector privado y el gobierno panameño.

La meta con la Alianza según el gobierno de Panamá es frenar la deforestación y degradación de los bosques panameños, para tener en 20 años una cobertura de bosques primarios de 48.6%.

 Diferencias de enfoque

Spadafora observó que al evaluar lo alcanzado debe tenerse en cuenta que hay diferentes formas de restaurar áreas degradadas, como la regeneración natural, la regeneración asistida, los sistemas agroforestales, los sistemas silvopastoriles y la restauración con estacas y plántulas.

“Algunas especies exóticas tienen cabida en áreas donde las nativas tienen tasas bajas de supervivencia o donde las exóticas pueden generar rendimientos económicos y beneficios a las comunidades”, destacó.

Pero para la ambientalista, los resultados de la Alianza por el Millón se verán a largo plazo, y requerían de una serie de pasos para seguir avanzando.

“Por un lado se necesitarán marcos regulatorios que incentiven al sector equiparándolo con otros sectores productivos que reciben incentivos, el establecimiento de viveros para tener material vegetal que permita hacer las reforestaciones, además de fondos de incentivo, crédito que promueva la inclusión del componente arbóreo en los proyectos y, sobre todo, generar la conciencia entre los dueños de fincas que son los que al final toman la decisión de restaurar sus predios”, sostuvo Spadafora.

La directora ejecutiva de ANCON resumió que al final el balance ha sido positivo, porque gracias a esa unión de voluntades que se dio en 2014, se han iniciado varios procesos que no hubieran sido posible de no tener un objetivo tan simple y claro como el de recuperar un millón de hectáreas degradadas.

“Hasta el momento hemos logrado, una ley de incentivos forestales y su reglamentación este año, el establecimiento de 50 viveros a nivel nacional, proyectos de reforestación en cuencas críticas, proyectos de recuperación de canteras y de cuencas en alianzas con el sector privado, al igual que un proyecto en gestión de ganadería sostenible para un área crítica en el Darién a una escala importante”, resumió Spadafora.

También destacó en el balance que se ha dado una mejor comunicación entre el ministerio de Ambiente y el ministerio de Desarrollo Agropecuario, que hay una banca estatal hablando de la necesidad de enverdecer su cartera crediticia,  y que la Superintendencia de Bancos está incorporando los riesgos socio ambientales gracias a una gestión de ANCON con apoyo del PNUD (Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo) como parte de la Alianza por el Millón.

Spadafora resaltó adicionalmente la conformación de un grupo de trabajo para hacer una hoja de ruta con miras al establecimiento del centro financiero sostenible de Panamá con apoyo del BCIE (Banco Centroamericano de Integración Económica).

“El desafío del sector ambiental somos nosotros, los individuos, que dejemos de pedir que los demás hagan y no empezar a cambiar las cosas nosotros mismos, que abramos nuestras mentes a modelos de conservación de nuestros recursos naturales con proyectos diferentes e innovadores, subirse las mangas y trabajar con el que tengamos que trabajar, empresas, comunidades, organizaciones, individuos, gobiernos locales y nacionales, sin envidias, con humildad y con esperanza que las cosas pueden cambiar de forma gradual, participando y no criticando”, concluyó.