El mundo ha estado impregnado de una retórica que lejos de hacerlo más pacífico, lo que ha hecho es avivar conflictos y divisiones. En el caso de la invasión rusa a Ucrania, la retórica que se implantó fue la demonización de Rusia y la respuesta fue financiar la guerra en lugar de abogar por la paz. Van tres años y ¿cuál es el resultado? Miles de hombres y mujeres muertos, ciudades destruidas y millones de dólares quemados en los cañones. Lo irónico es que ahora que Estados Unidos dice que suspende todo su apoyo militar a Ucrania y presiona para un acuerdo de paz, Europa se envalentona para seguir la guerra que no ha ganado ni con el apoyo de Estados Unidos. La crítica es que, en el acuerdo de Estados Unidos, el coloso del norte se quiere quedar con las «tierras raras» y toda la riqueza mineral de Ucrania, pero la pregunta es ¿por qué Europa quiere seguir la guerra si no es también por esos minerales? El lavado de cerebro en Occidente es monumental. Y según los cálculos demográficos, Europa perderá su importancia en el futuro próximo. Mientras ese continente decrece de 740 millones de personas hoy, a 700 millones para 2050, Estados Unidos aumenta de 340 a 440 millones de personas. Latinoamérica pasa de 590 a 750 millones de personas, el Medio Oriente y norte de África de 340 a 590 millones de personas y el Asia Pacífico de 4.1 a 4.9 billones de personas. ¡Y qué decir de África Subsahariana! Pasa de 890 millones a 1.9 billones de personas. Esto solo demuestra una cosa: Europa quiere seguir la guerra, porque está desesperada, pero el centro del mundo ya no será el viejo Continente en los próximos años y eso debe verlo Panamá. ¡Así de simple!
Editorial escrito por el periodista Gerardo Berroa Loo