Me permito presentar algunas ideas, definiciones y reflexiones dadas por diversos autores que vienen a mi memoria y cuyos textos transcribo. Tal vez ya todo esté escrito, pero no está de más recordar algunos textos, para no seguir echándole leña al fuego.
-“La diplomacia es el arte de negociar, el arte de limitar el poder, o la ciencia de estudiar las relaciones entre naciones.”
-“La diplomacia es el arte de conseguir que los demás hagan con gusto lo que uno desea que hagan”.
-“La diplomacia reemplaza la fuerza”.
-“La diplomacia es la policía en traje de etiqueta”.
-“La diplomacia te saca de un problema en el que el tacto te hubiera evitado meterte”.
-“La diplomacia es el arte, la ciencia y el medio por el cual las naciones, grupos o individuos conducen sus asuntos, de manera de salvaguardar sus intereses y promover sus relaciones políticas, económicas, culturales o científicas, manteniendo al mismo tiempo relaciones pacíficas”.
Creo que de un análisis superficial de la personalidad de Trump deberíamos concluir la necesidad de no confrontarlo. Quienes no tengan la fuerza suficiente para poder ponerlo en su lugar deben usar la diplomacia, pues, de lo contrario, se exponen a ser vejados cruelmente frente al mundo. La dignidad hay que saber administrarla y protegerla con tacto y delicadeza, en especial si se está representando a un país pequeño y sus valores, frente a un hegemón.
“Más vale maña que fuerza”.
No me parece prudente que el presidente Mulino esté llamando mentiroso a Trump frente a los medios, tomando en cuenta su conocido carácter. Diplomacia y más diplomacia que no es señal de cobardía, sino de prudencia ante un “amigo” mucho más poderoso que está tratando de imponer sus deseos, a como dé lugar.
No tengo dudas de que Trump usa muchas de las enseñanzas de Maquiavelo como su manual de instrucciones para ejercitar su poder. No estaría de más que los funcionarios de nuestra cancillería le echaran una repasada a su célebre obra. Conocer a tu contraparte es esencial en cualquier negociación.
_ “Parecer compasivo, fiel, humano, íntegro, religioso y serlo, pero estar con el ánimo dispuesto de tal manera que, si es necesario no serlo, puedas y sepas cambiar a todo lo contrario. Y se ha de saber que un príncipe, y máxime un príncipe nuevo, no puede observar todo por lo que los hombres son considerados buenos, pues a menudo, para conservar el Estado, necesita obrar contra la fe, contra la caridad, contra la humanidad y contra la religión”. (Maquiavelo, 1999, p. 96).
Nicolás Maquiavelo consideraba al Estado como un recurso de poder, por encima de cualquier principio moral o teológico.
Entre sus escritos nos decía Maquiavelo que él consideraba que los dos factores políticos principales que le daban fuerza a un Estado en el ámbito internacional, eran la lealtad de los súbditos y la adecuada disposición de las armas. Por supuesto, hay que advertir que Maquiavelo consideraba que si bien la legitimidad era deseable, no era imprescindible para el sostenimiento de un determinado Estado: podía darle mayor fuerza, cierto, pero no necesariamente hacerlo inviable.
_”Y en las acciones de todos los hombres, y máxime de los príncipes, donde no hay tribunal a quien reclamar, se atiende al resultado. Haga pues el príncipe todo lo posible por ganar y conservar el Estado, y los medios serán juzgados honorables y alabados por todos”. (Maquiavelo, 1999, p. 96).
Allí recordarán otros consejos muy útiles y más vigentes que nunca, como aquella famosa frase: “La mano que no puedas cortar, bésala”.
En mi opinión, el presidente Mulino ha debido evitar insultar a Trump, dejándolo en evidencia ante el mundo por las mentiras que pueda haber dicho. Esto, ciertamente, no ayudará a hacerlo desistir de sus propósitos y pudiera más bien darle motivos para tomar acciones que, efectivamente, pisoteen la dignidad nacional e incluso comprometan nuestra integridad territorial.
De El Quijote deberíamos recordar: “Luchamos contra gigantes, amigo Sancho: el miedo, la injusticia y la ignorancia.”
De los cuentos del Tío Tigre y Tío Conejo: la astucia del Conejo contra la fuerza y la fiereza del Tigre, que se puede resumir en el lema: “Más vale maña que fuerza”.