El analista internacional José Gonzáles opina que Panamá debería organizarse y hacer lo que sucedió en Contadora; tenemos antecedentes de trabajo conjunto; el apoyo que hubo a los Tratados Torrijos Carter para el retorno del Canal, fue contundente.
En un momento de intensa turbulencia política en Estados Unidos, el presidente Donald Trump ha sido objeto de críticas por sus acciones, que muchos consideran abusos de poder.
Desde su regreso a la presidencia, Trump ha implementado políticas que desafían los límites tradicionales de poder Ejecutivo, lo que genera incertidumbre entre expertos y ciudadanos.
Hoy conversamos con el analista internacional José Gonzáles, quien nos comparte sus perspectivas sobre estos acontecimientos.
José Gonzáles, un banquero de inversión y comentarista internacional, está estupefacto. En los casi 35 años que tiene de vivir en los Estados Unidos, nunca había visto el uso del poder por parte de un presidente, como lo hace Donald Trump.
Hay un clima de preocupación y desasosiego, por los excesos de autoridad del mandatario, advierte el analista de origen peruano.
La administración ha sido criticada por su uso arbitrario del poder, lo que se asemeja a prácticas de regímenes autoritarios. Esto incluye la manipulación de agencias federales para atacar a opositores políticos y la implementación de políticas restrictivas hacia inmigrantes y refugiados.
Otro tema que destaca Gonzáles son las medidas implementadas por la administración Trump que han generado preocupación, las cuales están relacionadas con políticas migratorias severas, cierres de vías de asilo, congelamiento de ayuda internacional, amenazas arancelarias y otras.
Trump avanza en sus propósitos y además todo su sistema tarifario, que es por donde está basando sus políticas, lo está utilizando para extorsionar al planeta entero para hacer las cosas que él quiere lograr«.
Trump ha promovido una campaña de «deportación masiva», que podría expulsar a millones de indocumentados. Esto incluye el uso potencial de fuerzas militares para llevar a cabo estas deportaciones, lo que plantea serias preocupaciones sobre el respeto a los derechos humanos y el uso del poder militar en contextos civiles.
José Gonzáles es, además, sociólogo y analista político y financiero. Tiene amplia experiencia en mercados de valores globales desarrollados y emergentes.
También es comentarista en cadenas de televisión y columnista de diversos medios. Ha sido educado en universidades en Lima, Minnesota, California y Nueva York.

El Canal cumplió 25 años de estar en manos panameñas. | Foto: Cortesía
Otro punto que resalta el experto y que le llama poderosamente la atención, es las constantes amenazas contra Panamá. Sobre el particular opina que Panamá debería organizarse y hacer lo que sucedió en Contadora; tenemos antecedentes de trabajo conjunto y colectivo; el apoyo que hubo a los Tratados Torrijos Carter para el retorno del Canal a Panamá, fue contundente.
Afirma que el presidente José Raúl Mulino debe tomar el liderazgo, de verdad, creerse el rol, agarrar ese toro por los cuernos y hacer una convocatoria para contrarrestar las amenazas…de seguro, todo el mundo apoyará a Panamá.
¿Por qué la gente vota por Trump? ¿Por qué creen en él, sabiendo que se trata de una persona tan impredecible y conflictiva?
Trump gana, pero gana por un margen mínimo. Hay que subrayar que triunfa por 2 millones 400 mil votos. Eso es el 1.5% del electorado. Se lleva a los siete estados clave. Kamala Harris no gana ni uno, y eso le da la victoria electoral a Trump. Es una victoria importante en el voto electoral, pero en el voto ciudadano marginal, es muy, muy, muy, muy pequeña.
Habría que preguntarse si Harris hubiera tenido una campaña por 30 ó 60 días más cuál hubiese sido el resultado, pues su campaña duró solo 107 días.
Al analizar los resultados de la elección, nos damos cuenta de que dos millones de demócratas no votan por Harris, fundamentalmente hombres. ¿Quién le da la elección a Biden en la elección anterior? Mujeres negras y hombres latinos. ¿Quién le da la elección a Trump? Mujeres y hombres blancos. Los hombres sienten que se sienten desplazados y eligen a un candidato para que los devuelva al centro de las dinámicas sociales. Hay que reconocerle a Trump que desarrolla una buena estrategia.
¿Y eso funcionará?
Lo que hace Trump es explotar las falencias del sistema. Los sistemas se basan más en confianza y tradición que en leyes, pues no puede haber leyes para todo. Y lo que está haciendo Trump es empujar el sistema al máximo. Se dice en inglés, “to push the system”, o sea, lo está sometiendo a un estrés inmenso, lo está cambiando a una velocidad muy rápida, es decir, el presidente de los Estados Unidos tiene autoridad federal, no tiene autoridad estatal; es un país ingobernable, porque lo que hicieron los fundadores fue crear un sistema, una unión de estados. El único poder que tiene el presidente es sobre el aparato federal. Y en ese aparato tiene mucha libertad, siempre y cuando no viole leyes o no tenga oposición, que es lo que está sucediendo.
O sea, Trump elimina la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, por sus siglas en inglés), pero hay una decisión judicial que se lo impide. La USAID no ha sido eliminada, pero Trump, que es un genio del mercadeo, manda a un obrero a quitar el letrero de la USAID del edificio Reagan y vende la historia de que sí se eliminó.
Lo mismo que sucede con Panamá. El Departamento de Estados comunicó un miércoles que Panamá había accedido a no cobrarle a los barcos americanos; al día siguiente, temprano, el presidente José Raúl Mulino, en su conferencia de prensa dice que eso es falso. Pero ya se impuso la mentira. Ahora, por primera vez en la historia de la República, el Departamento de Estado miente sin ningún problema, con un absoluto descaro, porque eso es Trump.
El problema de los secretarios de Estado de Trump es que gobiernan para él, no para el país. En este segundo gobierno ha nombrado a políticos, a funcionarios que son totalmente leales a él y eso es lo que estamos viviendo en este momento, pues las iniciativas de Trump son desquiciadas y el poder de su oficina es muy grande.
Nosotros no somos una democracia, somos una república democrática de poder representativo y delegado. Es decir, una vez que elegimos al presidente, este gobierna. Ahora, hay una cantidad de recursos judiciales que han detenido sus iniciativas más importantes, es decir, no está avanzando, pero está sometiendo al sistema a un estrés, a una presión, que hay que ver hasta dónde llega.
Ya sabemos cómo es, entonces ¿cómo se combate ese tipo de gobierno?
Yo citaba, hace poco, en Panamá, las declaraciones de Claudia Schimann, la presidenta de México, que dice: “nada por la fuerza, todo por la razón y el derecho”. Trump, para cualquier efecto práctico, en su comportamiento de bullying impacta negativamente a los demás. Y ¿cómo enfrenta uno a los bullies o personas que intimidan? Desenmascarándolas, enfrentándolas. Trump avanza y además todo su sistema tarifario, que es por donde está basando sus políticas, lo está utilizando para extorsionar al planeta entero para hacer las cosas que él quiere hacer.
¿Qué pasa con las propuestas que está haciendo Trump?
Incrementar las tarifas a bienes chinos para que aparezcan industrias en los Estados Unidos que reemplacen a los bienes chinos, es un despropósito. Ya lo intentamos en América Latina con la sustitución de importaciones en los años 50’s, y no funcionó.
Esta es la tercera vez en la historia de los Estados Unidos que se intenta. El intento anterior lo hizo el presidente William McKinley. El experimento de McKinley terminó en el crash del año ‘29 y en la gran depresión del ‘32. Y el de más atrás terminó con la larga recesión del siglo XIX. Es decir, no hay ninguna razón para creer que este experimento de Trump va a funcionar.

Donald Trump, presidente de Estados Unidos. | Foto: Redes Sociales
Sin embargo, su solo intento va a causar un tremendo remezón en la sociedad… globalmente. No hay ninguna razón para creer que las políticas de Trump vayan a ser exitosas. Nos van a afectar mucho. Ahora, tampoco es malo que se acaben una serie de instituciones que ya no funcionaban. Tenemos que aprender a vivir sin ellas.
En América Latina, particularmente, está la USAID, que se funda en 1961 por la administración de John F. Kennedy para proyectar lo que se llama el poder blando, soft power, y para contrarrestar la influencia del comunismo internacional de la Unión Soviética, ya no es tan indispensable. Nos hemos acostumbrado a apoyarnos en la USAID, pero en Perú, por ejemplo, tenemos 130 millones de dólares para reemplazar todos los proyectos de USAID. Lo que pasa es que nuestros políticos tienen que entenderlo así: Se nos acabó el subsidio americano para promover el desarrollo en América Latina; es momento de que nos hagamos responsables de nosotros mismos.
En el caso panameño es singular, porque es el único país que Trump menciona en su discurso inaugural. Y la pregunta siempre es ¿por qué Panamá? ¿Cuál es la obsesión con Panamá?
Precisamente esa pregunta la tengo presente: ¿Qué busca en el fondo? ¿Qué es lo que quiere de Panamá?
Decía en una entrevista que di en Perú, que Trump es transaccional, no transnacional. Trump es el típico hombre de real estate, de bienes raíces de la ciudad de Nueva York. Es un cut-throat, se dice en inglés, que se refiere a cortar pescuezos…es una actividad en la que se negocia como lo hace Trump, bajo amenazas y extorsión permanente. Lo que él no termina de entender es que en los esquemas internacionales eso no necesariamente funciona. Pero puede funcionar mientras él se imponga y nadie lo trate de detener.
Yo creo que Marco Rubio es el primer secretario de Estado latino en la historia de la República. El primero, también, en visitar América, antes que al Medio Oriente. Los secretarios de Estado norteamericanos siempre iban primero al Medio Oriente, porque se trata de una zona clave para los Estados Unidos.
Sin embargo, el primer país al que visita Rubio es Panamá, luego del anuncio del presidente sobre el Canal, que lo menciona ya cuando es presidente electo y todo el mundo se empieza a preguntar, pero ¿qué está sucediendo ahí? Y uno va descubriendo los detalles. Y la clave es lo que le dice Rubio al presidente Mulino. Cuando ellos dicen que el gobierno chino controla el Canal, lo cual no es cierto, lo que quieren es que se eliminen las licencias de los puertos y se las den a intereses norteamericanos, que te puedo asegurar están vinculados al presidente Trump. Detrás del presidente Trump siempre hay un negocio del que él se va a beneficiar. A él no le afecta el conflicto de intereses, no lo afecta absolutamente.
Trump es un felón convicto, sentenciado; el juez decide sentenciarlo antes de que asuma la presidencia. Sus abogados argumentan para que se disuelva la causa, pero el juez decide sentenciarlo sin establecerle la pena.
Trump puede empujar el sistema y veremos si es capaz de romperlo o no. Es claro que quiere romperlo.
Volviendo al Canal, lo que queda claro, y ese fue el mensaje de Rubio al presidente Mulino, es que quieren los puertos. Ahora, Panamá, que se retiró de la ruta de la seda para complacer a Trump, ¿está dispuesta a levantar las licencias de los puertos y entregárselas a los norteamericanos? ¿Debería hacerlo? ¿Debería considerarlo? ¿Cómo lo hace, si lo hace? ¿Cómo no lo hace, si no lo hace? Lo que queda claro es que hay que resistir a Trump.
El presidente le pone tarifas a México y a Canadá del 25% y 48 horas después se las levanta. Él dice, que “si no controlan el fentanilo, les pongo tarifas”, eso es una extorsión, una cosa no tiene nada que ver con la otra. El mundo entero tiene que coordinar, sentarse y resistir a Trump.
Panamá debería organizarse y hacer lo que sucedió en Contadora; tenemos antecedentes de trabajo conjunto y colectivo; el apoyo que hubo a los Tratados Torrijos Carter para el retorno del Canal a Panamá, fue contundente. Eso se puede replicar, pero hay que creer que se puede hacer y hacerlo, en lugar de seguir diciendo que nuestros políticos son corruptos. Me sorprendió la sensación en Panamá de que hay un sector importante de la población que quiere entregar el Canal a los Estados Unidos para que lo fiscalice, “porque Panamá es gobernada por corruptos”. Es decir, estamos cosechando las tempestades de los vientos que hemos sembrado.
¿Qué se requiere?
Liderazgo. Lo que hizo John F. Kennedy, en 1960… poner un reto a la sociedad; lo que hizo Winston Churchill, en 1939…cuando en su discurso ofreció sangre, sudor y lágrimas. No podemos dejar que este señor se imponga para beneficio de los menos y en circunstancias en las cuales nos va a tomar mucho tiempo recuperarnos.
Creo que Trump se ha centrado en América Latina, porque nos encuentra débil. Es como los que hacen bullying en el colegio: se van contra los niños más débiles y así asustan al resto. Nos están tomando como un punching bag, como una pera de boxeo.
Tú, que eres un experto en manejo de crisis, concretamente, ¿qué le recomiendas a Panamá?
Es momento de retomar liderazgos y movimientos del pasado. Omar Torrijos, independientemente de que a uno le guste o no, aunque hay una discusión permanente e infinita sobre el tema, fue un líder, no solo panameño, sino continental. Y, además, tenía una vertiente nacionalista que no estaba relacionada con los movimientos comunistas socialistas del resto de América; y tuvo un rol preponderante en el Movimientos de los Países No Alineados, y en esos cambios que hubo en el mundo en el siglo XX.
Le toca al presidente Mulino, de verdad, o sea, creerse el rol y liderar, hacer una convocatoria.
Tenemos una serie de instituciones que no funcionan. La OEA no funciona y todas las instituciones creadas como alternativas a este grupo, fueron creadas por la Venezuela de Chávez, por lo tanto, tienen serios defectos y desviaciones, lo mismo que pasa con los Acuerdos del Caribe. Pero existen, y es cuestión de utilizarlas de manera inteligente y con firmeza para crear un movimiento de resistencia. Es lo que va a pasar en Estados Unidos más temprano que tarde. El presidente Trump está cumpliendo un mes de gobierno y parecen treinta años.
Veremos, también, cómo reacciona el Partido Demócrata y esa mitad de la población norteamericana que no votó por él. No creo que Hollywood, Wall Street, la industria de la publicidad y la academia norteamericana, se van a quedar sentadas, mientras el presidente Trump les pasa la aplanadora.
Estados Unidos puede volver a lo que fue en 1968 durante la guerra y, sí, era un país en convulsión, pero eso generó cambios fundamentales. Y, de nuevo, yo sigo convencido de que Trump no es el principio de un ciclo nuevo, sino el fin del viejo ciclo que se resiste a morir.
El presidente gobierna de mentira, pero hace lo que hace. No basta decir “no hay que tomarse a Trump en serio”, como dice mucha gente. Trump miente y hay que empezar a resistir.
Lo que tiene que hacer el presidente Mulino es demostrar a nuestra América Latina que el Canal no solamente es panameño, sino que es latinoamericano. Trump está amenazando a Panamá y su Canal, después lo hará contra Perú, después lo que se le ocurra que él quiere para él y sus socios. ¿Y lo vamos a permitir? De pronto el presidente Mulino es esa persona que necesitamos para liderar la estrategia para enfrentarlo. Tenemos que creerlo, porque pareciera que no hay otra alternativa. El presidente Mulino nos ha sorprendido a todos por lo que esperábamos que hiciera y lo que está haciendo; independientemente del temperamento que él maneja.
Específicamente, ¿qué efectos puede tener el anuncio del alza de los aranceles y las políticas proteccionistas anunciadas por Trump en la economía global, especialmente para México, China y Canadá?
Los aranceles son un impuesto al consumo. En última instancia son barreras para impedir la competencia desleal de otros países. Pero los aranceles solo deberían usarse en lo que se llama el dumping. Cuando los chinos venden productos por debajo del costo para ganar participación de mercado, yo puedo demostrar el dumping. Entonces, al ponerle un arancel, elimino la competencia desleal y hago que el producto compita formalmente.
Cuando se pone aranceles a productos que se cotizan a precio de mercado, se coloca barreras arancelarias que lo que van a hacer es incrementar los precios, porque éstos se transfieren al consumidor y ayudan al retorno de la inflación. Van a causar que la gente consuma menos de los bienes con tasas arancelarias y se desacelere la economía. Y habrá un efecto fundamental en economías como la canadiense, la mexicana y en la norteamericana. Ahora, México y Canadá tienen la opción de apelar a la Organización Mundial del Comercio (OMC) que puede sancionar a Estados Unidos, pero al presidente no le importa que lo sancionen. Ese es el problema de lidiar con un gobierno tan disruptivo como el de Trump.
José, ¿puedes explicar cómo las acciones ejecutivas iniciales de Trump podrían influir en la estabilidad financiera del mercado financiero mundial?
Alguien me preguntaba “¿A quién prefería Wall Street: a Harris o a Trump?” Definitivamente que la respuesta es Harris, pero no porque prefiera a Harris per se, sino porque a los mercados les gusta la estabilidad y Trump es impredecible, lo que genera volatilidad, la cual abre oportunidades de ganancia, pero en un momento dado es inmanejable.
Lo que está haciendo Trump con el tema de los aranceles podría marcar el retorno de la inflación, la resurgencia de la recesión. Los mercados de valores están evaluados en su nivel más alto, por eso hay mucha volatilidad en los mercados de acciones y las tasas de interés de los bonos del tesoro.
No por muchos aranceles se van a producir más aguacates en los Estados Unidos. Y no por muchos aranceles se van a ensamblar más automóviles en ese país, que es más conveniente hacerlos en México.
Si las tasas suben, la gente va a sentir ese efecto en su bolsillo. El presidente Trump se comprometió a bajar la inflación; Y, por sus acciones, podría más bien subirla.
Y comparado con su primer mandato, ¿qué cambios observas en la estrategia geopolítica actual de Donald Trump hacia regiones clave del mundo?
El actual es un Trump más preparado, porque entiende mejor la función de la presidencia. El primer mandato lo ganó por accidente. No estaba preparado para ser presidente; por lo tanto, improvisó mucho y confió en funcionarios que tenían agendas más vinculadas a las tradicionales del Partido Republicano.
Esta presidencia la ha iniciado corriendo, esa es la razón de las órdenes ejecutivas. Y lo que está tratando es de flood the zone, se dice en inglés, de llenar la zona, de copar el sistema, para salirse con su agenda. El sistema no se lo está permitiendo, pero él lo va a seguir intentando. Trump es un gran mercader. Es un tipo de marketing. Recordemos que solo construyó un edificio en su vida, su torre en la calle Quinta con la 57, en la ciudad de Manhattan. El es un empresario de la tele, nunca fue un gran empresario, pues todos los negocios que lanzó, quebraron. No es un gran político tampoco; ahora, que su base lo idolatre, eso es otra cosa. Los alemanes idolatraron al nazismo en su momento y los italianos al fascismo, digamos, no es la primera vez que eso se ve en la historia. Y va a confrontar a un sistema como el chino, en donde el que gobierna es el Partido Comunista Chino, que tiene una estructura que no depende de Xi Jinping, a pesar de que su carisma y liderazgo es el más importante desde Mao Zedong. El futuro, la hegemonía norteamericana va a ser retada realmente por la hegemonía china.
Tenemos temas tan importantes como Ucrania e Israel. Trump tiene estas ideas absurdas de que quiere que Israel le entregue Gaza para construir un balneario en el Mediterráneo, y es el absurdo más absurdo. Hay dos millones de palestinos en Gaza, ¿y a dónde se irán?, ¿A Egipto y a Jordania? ¿Y los van a aceptar? ¿Hamás se va a ir a Jordania, a Egipto, a sembrar tulipanes en sus jardines y coleccionar estampillas?, es decir, mejor dicho… Ese es uno de los absurdos más grandes de Trump.
Mucha gente dice: “A Trump no hay que creerle porque vive de absurdo en absurdo”. No obstante, hay que tener cuidado, porque así han empezado los movimientos más autoritarios en la historia. No creemos, no podemos creer que Trump va a ser capaz de copar un sistema tan sofisticado como el de los Estados Unidos, pero nunca s sabe.
Ya para terminar, José, todas las acciones que hace Donald Trump son características de un gobierno dictatorial ¿Puede él convertirse en un dictador de los Estados Unidos?
El problema no es que Trump sea Trump, sino que el sistema se lo permita. John Adams decía que los Estados Unidos era una república de instituciones, no de personas. Hay una historia que no se sabe si es cierta y es que cuando Benjamín Franklin iba saliendo de la Convención Constitucional de Filadelfia, una señora se le acercó y le pregunta: señor: ¿nos han creado una república o una monarquía? Y él le responde: “una república”, a lo que ella indica: “y más vale que la mantengan”. Es decir, nos toca a los ciudadanos defender el sistema.
Un sistema en el que Trump imponga el dominio de los hombres blancos no va a funcionar. Es decir, ¿qué pasará con las feministas? ¿Van a volver a cocinar tortas y van a recibir a sus maridos impecablemente vestidas cuando llegan del trabajo? ¿Van a ser sumisas? ¿Todos los gays se van a volver a meter en el closet y van a aparentar que son hombres o mujeres cuando no lo son? Estamos en el siglo 21.
Aquí lo que hay que esperar es la reacción de la otra mitad del país que no votó por Trump y que lo hizo por la otra opción. A mí me dicen en las presentaciones: “Es suficiente que usted llore por Harris”. Yo no estoy llorando por Harris, estoy describiendo una situación que va a tener consecuencias. La mitad del país no votó por Trump. Es cierto, Trump ganó, es nuestro presidente y tiene una oficina que nos gobierna a todos. No significa que como analista yo no sea capaz de entender el fenómeno por el cual este señor preside. No nos olvidemos que Kamala Harris está en un proceso de transición y de silencio, pero nadie impide que en seis meses reaparezca y lidere la resistencia…. O puede ser Obama, o quien fuese. El juego recién empieza. Trump tiene apenas un mes en la presidencia.