La campiña interiorana es rica en tradiciones. Desde sus comidas hasta su folclore. Desde sus propios recuerdos, hasta sus fábulas y leyendas. Pero hay una realidad que aturde. Y es que hay nula o poca inversión en el fomento cultural. Se escucha que el gobierno pretende achicarse, pero en el caso de la cultura debe agrandarse. Cada pueblo debe tener su teatro y escuelas de danzas. La cultura va más allá de lo que uno imagina. Fomenta la creatividad y ayuda a valorar la vida. Hoy nuestros pueblos están llenos de jóvenes desmotivados que desean salir a la ciudad a vivir otra vida. Y cuando lo logran, añoran la libertad que perdieron. La cultura ayudaría a que esos jóvenes no migren, pero hay que invertir. Lograr que esos cuentos y leyendas de nuestros pueblos lleguen al teatro y nos representen como parte de nuestra identidad. Tenemos que tener pueblos cultos y no seguir con la única descripción que hoy podemos dar: el parque, la iglesia y la cantina, porque hay mucho, mucho más y eso se fomenta invirtiendo en cultura. ¡Así de simple!
Editorial escrito por el periodista Gerardo Berroa Loo