Si dividimos el país en cinco regiones, el desarrollo nacional quizás se dé con mayor facilidad. Por ejemplo, una región económica formada por Bocas del Toro y la comarca ngobe buglé; otra formada por Chiriquí y Veraguas y Azuero, otra por Coclé y Panamá, otra por Colón y Guna Yala y otra por Darién. Cuando se analiza estas regiones a simple vista resalta que no debiera de haber pobreza en Panamá. Bocas del Toro y la comarca están llenas de riqueza mineral y una exhuberante belleza con playas e islas que no se explica por qué están sumidas en una situación tan crítica en su economía. Si analizamos Darién, no tiene sentido continuar con una frontera sin desarrollar. La última oleada migratoria es un ejemplo de que el «tapón» ya no tapa nada y es el momento propicio para abrir esa frontera como la que tenemos con Costa Rica. La sola apertura de la frontera y una conexión férrea desde Medellín a Colón traería progreso y desarrollo. Chiriquí, Veraguas y Azuero son los graneros naturales del país, pero también proveedores de carnes, leches y frutas tropicales, como la sandía, tan preciada en el mundo. Hay que pensar en grande; y el desarrollo económico del país debe pensarse desde la riqueza de cada región y no desde el gobierno central. Y es que por décadas hemos visto el desarrollo desde el gobierno central y eso ha llevado a concluir en una política social errónea donde, al final, terminamos utilizando el subsidio como fórmula para ayudar a «esa gente» y es todo lo contrario. Hay que desarrollar económicamente esas regiones y veremos cuánto cada región aporta al país. ¡Así de simple!
Editorial escrito por el periodista Gerardo Berroa Loo