Han pasado unos días de expectativas y sobresaltos que han puesto en vilo a la nación. Sin embargo, de toda esta incertidumbre debe sacarse una experiencia positiva: ¡Jamás perder el control! Y fue justo lo que pasó. Desde Estados Unidos nos revolvieron el cuenco y desde empresarios hasta sindicalistas no hicimos otra cosa que «bailar al ritmo del norte». No, no podemos volver a caer en esos viejos trucos que nos desequilibran. Panamá depende de tres acciones rápidas e inteligentes: aprobar la nueva ley de la Caja de Seguro Social; definir la situación de la mina y poner circulante en la calle para que haya chen chen. Y nuestra sociedad debe mirar con optimismo el futuro próximo, sobre todo, con las nuevas reglas que están en juego. Panamá es dueña de su soberanía, pero también de su futuro y ese futuro depende de cómo nos la juguemos hoy, con esta metamorfosis global que enfrentamos. Es el momento de hacer pausa, redefinir nuestras estrategias y seguir nuestro plan. Que nada ni nadie nos desestabilice. ¡Así de simple!
Editorial escrito por el periodista Gerardo Berroa Loo