Por Harmodio Arrocha Jr.
En casos parecidos ocurridos en el pasado – para referirme a la trifulca que se armó en el partido entre Chiriquí y Bocas del Toro, el pasado lunes en el estadio Calvin Byron-, en el que hubo agresiones con bates y los árbitros y el comisionado bien gracias y usted, el organismo encargado de velar por la pulcritud en las competencias, no le hubiese temblado el pulso para sancionar a los peloteros, con por lo menos uno o dos años de suspensión.
Darle dos partidos de suspensión a los que participaron en pelea y una multa, son medidas tibias y en el peor de los casos, cuando tienes jugadores de más edad como refuerzo.
Esto es absurdo. Las sanciones fueron muy débiles y ojo que están dando lugar a que un adulto agarre a un menor de edad lo que pudiera provocar un problema grave.
Cuidado señores dirigentes porque se está transitando por un camino sumamente peligroso, que lo menos que podría provocar a corto, mediano y largo plazo, es una situación lamentable. Señores, se trata de una agresión física entre peloteros en un vergonzoso incidente en el que hubo bates.
Entonces, tiene que haber una consecuencia contundente y los jugadores sancionados deben recibir el castigo que merecen para que jamás a ningún otro pelotero se le ocurra cometer un acto indisciplinario.
¿Qué pasó con el director de los equipos de Chiriquí y Bocas del Toro? ¡Nada! Son los responsables de cada plantel, no hay nada, por eso los jugadores hacen lo que quieren.