Un mundo de paz

Las potencias se preparan para la guerra. Y es justo lo que nos tiene en un laberinto, porque no nos preocupamos por diseñar un país desarrollado desde que rompimos ese cordón umbilical con la dictadura. ¿Que los chinos están controlando el país? Es una pregunta fácil de responder y es no. Aunque algunos no quieran admitirlo, los chinos nos controlan el comercio al por menor y hasta hace unos meses, nos introdujeron quién sabe qué tantos millones en monedas “martinellis” falsificadas, nos metieron quién sabe qué tanto arroz falsificando una marca popular y quién sabe qué más. ¿Son los chinos el problema? No. Si así fuese, entonces habría que culpar a los españoles cuando se tomaron América, de controlarnos todavía, a través del idioma. Lo que debe preocuparnos es el triste papel de la ONU, que no está haciendo lo que corresponde, porque se centró en cuestiones accesorias en lugar de mediar en los conflictos que impidieran la desgracia de las poblaciones. Venezolanos, nicaragüenses y haitianos huyendo porque sus gobiernos no sirven y ¿qué decir del Medio Oriente o África? La realidad es que a la Carta de las Naciones Unidas ya le salió su paralelo con la Carta que establece un Nuevo Orden Mundial de acuerdo a China, Rusia e India. Ya tienen una organización con el BRICS que busca reemplazar el dólar y representa el 48 por ciento del PIB mundial. El mundo hoy parece encaminado a una conflagración bélica y en estas diferencias entre gigantes, Panamá tiene que ser muy cauta a la hora de administrar sus decisiones. Y esas decisiones deben ser para influir a encaminarnos no a la guerra, sino a la paz. La salida parece difícil, pero siempre hay luz al final del túnel. ¡Así de simple!

Editorial escrito por el periodista Gerardo Berroa Loo

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