Que su pequeño tamaño no le engañe.
Son abundantes en proteínas, minerales, proveen calcio y grasa natural no saturada que es fácilmente asimilable por el organismo.
En té es un excelente tónico para los riñones y el hígado. En aceite ayuda a combatir el estreñimiento y las afecciones cutáneas, además de reforzar los nervios y los músculos cardíacos. Utilizable en aceite es un gran suministro de oxígeno para el cuerpo, por ende, evita la aparición de cánceres.
Té de semillas de sésamo. Mezcle un cuarto de onza de semillas de sésamo con dos tazas de agua y déjelo hervir hasta que solo quede la mitad del líquido. Tómelo 3 veces al día antes de las comidas.
Semillas de sésamo salteadas. Viértalas -aproximadamente 1 taza- en una sartén seca con llama baja, muévalas constantemente y una vez tostadas déjelas enfriar y guárdelas en un recipiente hermético; puede tenerlas a su alcance como un snack, no obstante, debe masticarlas muy bien.
Sal de semilla de sésamo.
Como ya hemos mencionado anteriormente es excelente para reemplazar la sal de mesa, además de ser muy simple en su preparación: caliente las semillas machacadas suavemente en un mortero, agrega sal marina (una parte por cinco partes de semillas) y vuelva a calentar; machaque hasta obtener un poco ligeramente áspero. Guárdelo en un recipiente seco, cerrado herméticamente y listo…Ya tiene un condimento saludable y gourmet para todas sus comidas.
Aceite de semillas de sésamo.
No solo funciona como un condimento excelente sino también para mejorar la lubricación de sus ojos. Caliente algunas semillas a fuego lento moviendo siempre, luego filtre el aceite a través de un paño de algodón fino. Al obtener el aceite guárdelo en un recipiente hermético y aplique una gota en cada ojo antes del dormir: sentirá un escozor al inicio, pero la segunda vez será más cómodo; es excelente para personas con vista débil además del proporcionar protección y fuerza a los ojos.