Jimmy Carter, ciudadano del mundo

El Canal facilitó el desarrollo de las cadenas logísticas que, sabemos, son tan importantes para el desarrollo económico.

Cuando decidí escribir sobre ese gran y noble amigo de Panamá llamado Jimmy Carter, me pregunté, ¿cuál sería el título apropiado? Y rápidamente surgió la respuesta, “Ciudadano del mundo”. La razón es obvia: tanto cuando ejerció como presidente de los Estados Unidos, como después de terminada su gestión, Carter se ocupó de resolver las causas de conflicto de su país con otras naciones, incluida Panamá, y a promover la paz y el respeto de los derechos humanos en todo el mundo.

Jimmy Carter fue un fiel practicante de la Iglesia Bautista y, como tal, no me cabe la menor duda de que en su vida aplicaba la Regla de Oro. Inspirada en el evangelio de Mateo (7,12), la norma reza así: “Trata a los demás tal y como quieres que te traten a ti…”, y tiene aplicación, no solo en las relaciones interpersonales, sino en las relaciones entre los estados.

En la campaña presidencial de 1976, Carter había prometido al electorado que no abandonaría el control práctico de la zona del canal de Panamá “en el futuro previsible”; pero antes de tomar posesión como presidente de E.U. sus cercanos asesores Sol Linowitz y Cyrus Vance lo convencieron de la necesidad de negociar un nuevo tratado con Panamá. Se dio cuenta de que el tratado de 1903 era injusto, y que corregir las causas de conflicto que el mismo generaba, mejoraría no solo las relaciones con Panamá, sino con el resto de América Latina.

Una vez asumió el poder, Carter designó como secretario de Estado a Vance y como co-negociadores de un nuevo tratado del Canal con Panamá a Linowitz y a Ellsworth Bunker. Fue tal la importancia que le concedió al tema canalero, que diseñó una estrategia para lograr este objetivo, que comenzaba por crear una oficina para los negociadores a un costado de la suya, manejada por audaces funcionarios a los que se conoció en los círculos de Washington como “la banda de los cuatro”. Se trataba de la abogada y diplomática Elizabeth Frawley, Ambler Moss, quien después sería embajador en Panamá, el Corl. Larry Jackley, y el negociador asistente Mike Kozak.

Pero fue en política exterior en donde Carter tuvo sus mayores logros. Richard Nixon y Henry Kissinger hicieron aproximaciones hacia China, pero fue Carter quien normalizó las relaciones con ese país.

La misión de ese equipo sería dar apoyo a los negociadores y una vez acordados los tratados, implementar la estrategia de Carter para su ratificación por el Senado. Carter puso todo su esfuerzo y prestigio político en la aprobación de los tratados del Canal de Panamá. A juicio del catedrático de la facultad de derecho de la Universidad de Duquesne, Bruce Ledewitz, los tratados del Canal son el mayor logro alcanzado por EU en política exterior después de la post-guerra.

En efecto, a su juicio los tratados Torrijos-Carter trajeron paz y prosperidad, si tomamos en cuenta la importancia de la vía acuática en el comercio mundial. “Estratégicamente, los tratados permitieron a E.U convertirse en potencia mundial con una armada en dos océanos”. Y en lo económico, “el Canal facilitó el desarrollo de las cadenas logísticas que, sabemos, son tan importantes para el desarrollo económico”.

El escritor Kai Bird en artículo publicado el 20 de febrero en The New York Times bajo el titular “La Presidencia de Jimmy Carter no es lo que usted piensa” (Jimmy Carter’s Presidency is not what you think), opina que lejos de demostrar debilidad, Carter demostró coraje político al presionar al Senado para que aprobase los tratados por mayoría absoluta. Pero falló al no incluir a los tratados del Canal en la lista de sus principales logros en materia de política exterior.

Por su parte Peter G. Bourne, en artículo publicado el 30 de diciembre en The Guardian bajo el titular, “Jimmy Carter no solo fue ‘el mejor expresidente’. Fue el más exitoso” (Jimmy Carter wasn’t just the ‘best former president’. He was the most successful), pues “en cuatro años alcanzó más logros que la mayoría de los presidentes en dos períodos”. Dos de sus primeras acciones fueron las de otorgar amnistía a los condenados a prisión por oponerse a la guerra de Vietnam, y dar prioridad a la contratación de mujeres y negros, incluidos dirigentes feministas y de los derechos civiles. Y elevó la educación y la energía al rango de departamentos federales. Además, fue el primer presidente de Estados Unidos en impulsar la energía renovable, comenzando por instalar paneles solares en el techo de la Casa Blanca.

Pero fue en política exterior en donde Carter tuvo sus mayores logros. Richard Nixon y Henry Kissinger hicieron aproximaciones hacia China, pero fue Carter quien normalizó las relaciones con ese país. Además de negociar los tratados con Panamá, avanzó con éxito conversaciones con la Unión Soviética para limitar la producción de armas estratégicas (SALT II), y lideró las conversaciones en Camp David que condujeron a la paz entre Egipto e Israel.

Al concluir su presidencia, a los 56 años, dedicó grandes esfuerzos a promover la paz, el respeto a los derechos humanos y el fortalecimiento de la democracia en todo el mundo, especialmente en América Latina. Ese esfuerzo a nivel global lo llevó adelante, primero a través del Centro Presidencial Carter y, después, la Fundación Carter. Fue gracias a esos incuestionables méritos que el Comité Noruego de premios Nóbel le otorgó en 2002 el Premio Nobel de la Paz. Su legado aún se sigue proyectando a través del Centro Carter.

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