El grupo sostiene que Trump desconoce la realidad histórica panameña y tergiversa lo logrado con los tratados que Estados Unidos firmó y hasta ahora ha respetado
En un pronunciamiento emitido este viernes 17 de enero, la Mesa de Reflexión Latinoamericana rechaza las aspiraciones del presidente electo estadounidense Donald Trump respecto al Canal de Panamá y su posible intención de aplicar la Doctrina Monroe para lograr el control expansionista de Estados Unidos sobre América Latina.
La Mesa de Reflexión Latinoamericana está integrada por más de treinta ex cancilleres latinoamericanos, a la que pertenece el ex presidente Martín Torrijos Espino, y es respaldada por más de 200 académicos y diplomáticos de renombre de América Latina.
En su pronunciamiento sostienen que el Canal de Panamá ha sido gestionado exitosamente por Panamá desde 1999, tras la implementación de los Tratados Torrijos-Carter, y constituye un ejemplo de soberanía y cooperación regional “un proceso que Trump parece ignorar en sus recientes declaraciones”.
“Panamá llevó adelante su ampliación (2006-2009) mediante la construcción de un tercer juego de esclusas que permite ahora el tránsito de buques de mayor calado y duplica su capacidad de carga”, subraya el documento.
El grupo sostiene que Trump desconoce la realidad histórica panameña y tergiversa lo logrado con los tratados que Estados Unidos firmó y hasta ahora ha respetado.
Agrega que “sería impensable e inaceptable que la amenaza y la coerción se puedan convertir en un nuevo instrumento de la política externa de Estados Unidos hacia América Latina y el Caribe”.
Advierten de que cualquier intento de instrumentalizar el Canal de Panamá en una “disputa geopolítica con China” constituye un acto de irresponsabilidad que atenta contra la soberanía panameña y los principios del derecho internacional.
Las palabras y acciones de Trump, señala el pronunciamiento, traen ecos de la Doctrina Monroe -sintetizada en la frase “América para los Americanos”, expuesta en 1823 por el presidente James Monroe (1817-1825) ante el Congreso de Estados Unidos- es una política considerada intervencionista que durante siglos justificó la injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de los países latinoamericanos.
La declaración resalta el rechazo de la comunidad latinoamericana a cualquier intento de desestabilización regional que vulnere su soberanía, en particular en un momento en el que el respeto a los tratados históricos resulta crucial para mantener la paz y la cooperación en el hemisferio occidental.
Los firmantes del pronunciamiento, entre quienes se encuentran los cancilleres José Miguel Insulza (Chile), Sergio Lafer (Brasil), Enrique Iglesias (Uruguay), Marta Lucía Ramirez (Colombia),José Belaúnde) y Alan Wagner (Perú) concluyen reafirmando su compromiso con la defensa de la diplomacia y la negociación como los principales instrumentos para resolver disputas internacionales, y exigen un compromiso claro de todas las partes involucradas con las normas y principios éticos que rigen el sistema internacional.