El experimento reveló mecanismos fascinantes sobre cómo el cuerpo procesa el colesterol.
Un revolucionario experimento realizado por Nick Norwitz, estudiante de doctorado de la Universidad de Harvard y doctor en fisiología por Oxford, está desafiando las creencias tradicionales sobre el consumo de huevos y su relación con el colesterol. En un audaz proyecto que recuerda al famoso documental «Super Size Me» de Morgan Spurlock, Norwitz se propuso investigar el impacto del consumo masivo de huevos en los niveles de colesterol LDL, popularmente conocido como «colesterol malo».
Morgan Spurlock fue el director de documentales que alcanzó reconocimiento internacional en 2004 gracias a su película experimental donde se sometió a una dieta exclusiva de productos de una reconocida cadena de comida rápida durante un mes completo. Como parte del proyecto, debía aceptar aumentar el tamaño de su pedido cada vez que los empleados lo sugirieran, además de reducir su actividad física para reflejar el estilo de vida sedentario típico en Estados Unidos. Los resultados del experimento fueron preocupantes: según reportó, aumentó más de 11 kilos de peso y experimentó problemas tanto emocionales como de salud hepática.
El desafío de los 720 huevos
Ahora, durante 30 días consecutivos, Norwitz se sometió a un régimen alimenticio extremo: consumir 24 huevos diarios, uno por hora, alcanzando un total de 720 huevos en un mes. Este experimento, documentado en su canal de YouTube @nicknorwitzPhD, ha captado la atención de más de miles de espectadores y generado considerable debate en la comunidad científica.
Un hallazgo particularmente interesante surgió cuando Norwitz introdujo 60 gramos de carbohidratos diarios a su dieta, principalmente de frutas como plátanos, arándanos y fresas.
Resultados sorprendentes
Los resultados del experimento desafiaron las expectativas convencionales. A pesar de ingerir aproximadamente 133.200 mg de colesterol durante el período de prueba, los niveles de colesterol LDL de Norwitz no solo no aumentaron, sino que experimentaron una notable disminución. «Mi colesterol LDL bajó un 2% durante las dos primeras semanas, y luego bajó un 18% más en las dos semanas siguientes», reveló el investigador.
La ciencia detrás del fenómeno
El experimento reveló mecanismos fascinantes sobre cómo el cuerpo procesa el colesterol. Según Norwitz, cuando se consume colesterol, este se une a receptores en las células intestinales, desencadenando la liberación de una hormona llamada cohesina. Esta hormona viaja hasta el hígado y se une a un receptor específico denominado «GR 146», señalizando al órgano que debe reducir su producción de colesterol, estableciendo así un equilibrio homeostático.
El papel crucial de los carbohidratos
Un hallazgo particularmente interesante surgió cuando Norwitz introdujo 60 gramos de carbohidratos diarios a su dieta, principalmente de frutas como plátanos, arándanos y fresas. Esta modificación pareció tener un impacto significativo en la reducción del colesterol LDL, especialmente en individuos con lo que él denomina «fenotipo de híper respondedor de masa magra», común en personas que siguen dietas bajas en carbohidratos.
Implicaciones para la salud pública
Este experimento cuestiona las recomendaciones tradicionales sobre el consumo de huevos. Mientras que 100 gramos de huevo hervido contienen aproximadamente 375 miligramos de colesterol, los resultados sugieren que el impacto del colesterol dietético en los niveles sanguíneos podría ser menos significativo de lo que se pensaba anteriormente.
Limitaciones y consideraciones
Es importante señalar que, aunque los resultados son intrigantes, el experimento no cumple con los requisitos de un estudio clínico formal. Los resultados podrían no ser generalizables a toda la población, y las respuestas individuales al consumo de colesterol pueden variar significativamente.
El experimento de Norwitz contribuye al creciente cuerpo de evidencia que sugiere que la relación entre el colesterol dietético y los niveles de colesterol en sangre es más compleja de lo que se creía inicialmente. Su trabajo destaca la importancia de reconsiderar las recomendaciones nutricionales tradicionales y la necesidad de más investigación sobre la interacción entre diferentes componentes dietéticos en la regulación del colesterol.