Afrontar el vacío existencial

Una comunidad se sostiene por la fuerza de su cultura, de su educación y por la necesidad de pertenencia.

El vacío existencial es una sensación permanente y dolorosa de falta de sentido en la vida.  Es la sensación de que no se tiene nada por lo que vivir. Esto deriva en un descenso del tono vital y en un aumento del nivel de ansiedad. Es una falta permanente de ilusión y de estímulos con la que no sientes motivación alguna.

Igualmente, el estilo salvaje de la criminalidad y la corrupción con sus causas y efectos, donde la justicia debiera estar pendiente de todos esos cambios para tener una mayor incidencia con respecto a las actitudes antisociables; así como, la degradación de la familia en todos sus aspectos y, para su destrucción, la figura sexual del hombre y la mujer puesta en duda; nos indica que existe un vacío existencial como forma de vida.

El hombre se desarrolla en la cultura y en la educación, son los elementos comunes que hacen posible lo social y aquí es donde se puede ver el fundamento de la conducta del hombre, esa necesidad imperiosa por habitar en un espacio propio con sentido, coherencia y verdad. Si nuestros antepasados se hubieran rendido, pensando en un destino ciego o sólo en porvenires negativos, no estaríamos nosotros aquí.

En otras palabras, no hay que amargarse la vida y pasar el tiempo sufriendo. Tenemos que cambiar de actitud. Simplemente con cambiar de actitud la vida puede ser feliz o ser un desastre. La sociedad en la que tú y yo vivimos tiene una necesidad enorme de personas emocionalmente sanas y fuertes, que se nieguen ferozmente a ceder a sentimientos de muerte, desprecio y tristeza.

Para afrontar el vacío de vida es necesario un profundo conocimiento de uno mismo, de las propias necesidades y tendencias emocionales.

Una comunidad se sostiene por la fuerza de su cultura, de su educación y por la necesidad de pertenencia. Es preciso idear mecanismos para que el individuo valore, se identifique y se sienta orgulloso de pertenecer a un determinado contexto social, cosa que redundaría en el cuidado de lo común, y en fin de cuentas, en un cuidado de la justicia, del orden, de lo que hace que una comunidad se mantenga con derechos y deberes.

Quien no se empeña en descubrir quién es y en decidir hacia dónde va; quien no fija el timón y empuña los remos de su libertad para seguir su camino, acaba viendo cómo el flujo de su vida le arrastra a donde no quería llegar. La vida no es cuestión de estar vivo y dejarse llevar por la corriente como un sin nadie. Hay que esforzarse y darle sentido.

Una de las causas principales del vacío existencial es una depresión, a menudo encubierta, que con frecuencia ensombrece nuestra visión de la vida. También puede ser el efecto secundario de alguna pérdida importante que aún no ha sido procesada. Otra razón frecuente es la de que hay una gran proporción de personas con necesidad de un enfoque vital orientado a la espiritualidad y que no ven satisfechas sus necesidades de sentido y trascendencia, por lo que, la vida les parece gris y vacía. Por último, también se debe a que olvidamos que el ser humano está dirigido a la consecución de objetivos. Una vida sin objetivos claros, se siente como una vida vacía.

Para afrontar el vacío de vida es necesario un profundo conocimiento de uno mismo, de las propias necesidades y tendencias emocionales. Por eso es necesario realizar un proceso de autoconocimiento y búsqueda de las necesidades profundas.

También hay que investigar las diferentes respuestas y posibilidades existentes para responder a este vacío (que son muchas) a fin de diseñar un plan personalizado que permita vivir el tipo de vida que nos haga sentir plenos y satisfechos.

El itinerario de cada persona resulta único, lo mismo que los resultados obtenidos. A menudo, el problema se debe a que la persona no es consciente de sus propios recursos y nadie le ha enseñado que aquello que puede hacer que su vida sea plena está al alcance de su mano.

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