Bien lo dice el presidente Mulino, que el “chen chen” vendrá de la salud y dinámica de la empresa privada; el Estado no crea riqueza.
Al menos en los próximos 4 años con la administración Trump, no cuenten con ese país, con el que, además, nunca han contado, con la implementación de las medidas de ciertos malbaratadores y burocráticos Estados Europeos, que además son hipócritas, porque a los capitales de sus industrias que tratan de proteger les inventan privilegios que les permiten ampliar su base de capital y competitividad. Las listas aplicadas con la rigidez cuasi religiosa a nosotros, son, pues, para nosotros.
La creación de riqueza, contrario a los santones estatistas de la globalización, pasa por liberar la creatividad y capacidad de crear riqueza del ser humano productivo.
La competitividad de nuestro país se centra en la industria de servicios ligada a nuestra posición geográfica; servicio es lo que el Canal brinda al capital mundial, servicio son las personas jurídicas que son vitales para ello; la banca, que debe ser dinámica y nuestras zonas especiales como Panamá Pacífico; leyes como la de la Sede de Empresas Multinacionales (SEM) y nuestro registro marítimo que, silenciosamente, es estrangulado por iniciativas particularmente europeas.
Todas estas variantes constituyen una unidad, y afectar y destruir una, es atentar contra todas y de esto debemos estar conscientes todos los que participamos en ellas.
El claro mensaje que debemos reiterar a la comunidad internacional es que aplicaremos lo que sugieren a nuestro estilo, de modo que no afecte nuestra competitividad basada, en último término, en la territorialidad fiscal y para ello precisamos redoblar esfuerzos en trabajar con la potencia del Norte, que en última instancia impone las reglas.
Por otro lado, están nuestros vecinos del Sur, para reclutarlos a nuestra visión, con los países del Caribe donde podemos ejercer un liderazgo y ahora asociativo con los Estados Unidos que han entrado como miembros de GAFI Caribe; la Unión Europea con una campaña de relaciones públicas profesional y los países de Asia y Medio Oriente; en fin, se trata de un esfuerzo diplomático internacional enorme en el que hemos empezado a caminar con la visión correcta del duo Presidencia/ Cancillería. El camino es largo, pero se hace al andar.