El 2024 es un año particular. Así como nos trajo un nuevo gobierno, también nos ha hecho despertar a una cruda realidad. Primero, no supimos negociar un contrato minero que pasara el refrendo de la sociedad, pero las críticas fueron tan extremas que el remedio ha sido peor que la enfermedad. El «a Panamá le va mejor sin minería» no se hizo realidad y el país enfrenta una terrible crisis económica que da miedo, por la amenaza de la pérdida del grado de inversión. ¿Cuánto es el costo de los juicios amañados con disfraz del combate a la corrupción? Hay que cuantificarlo aún, pero en 2024, en las elecciones de mayo, la realidad fue que la sociedad prefirió el partido del político cuestionado que cualquiera de las otras alternativas que se vendieron como las impolutas. ¿Por qué? Panamá tiene que reecontrarse y para ello necesita hacer inventario de lo bueno y lo malo y sacar lo más conveniente para el bien común. No podemos seguir con estas divisiones, porque nos va peor. Y para culminar el 2024, la Asamblea cerró las sesiones extraordinarias sin aprobar la nueva y necesaria ley de la Caja de Seguro Social. El mensaje es que no podemos permitirnos más imposiciones y hay que llegar a consensos. Hay que hacer ese inventario para estar preparados para el 2025. ¡Así de simple!
Editorial escrito por el periodista Gerardo Berroa Loo