Ideas en medio de un espacio liminal (razones por las que no quiero resumir el año).

Por Liz Lasso


Encuentro muy difícil escribir. Quizás debería pensar en algo menos personal, algo más formal, pero eso sería injusto con mi estado emocional. Creo que una de las posturas más radicales con las que podemos trabajar desde el arte es abrazarlo todo. Así que decidí desistir de mi idea inicial de escribir una especie de resumen del año y, en cambio, simplemente darme un espacio para dejar salir lo que desee emerger.

Megan Carrera-Raleigh y Ana Lasso crearon un zine entre 2022 y 2023 titulado E ‘s, tres y entres, donde reunieron una serie de poemas y dibujos. En la última página del zine mencionan que Megan es hija del medio, artista y educadora, mientras que Ana es escritora, poeta y educadora. Para mí, Megan es una de mis mejores amigas y Ana es mi hermana.


Encuentro cierta ironía en su escrito, como si se me hubiera dado a manera de consejo personal. Mi fijación con la memoria, con no olvidar, me ha causado gran aflicción. Me he convencido de que debo recordar, que es importante, y quizás de que debo experimentar cualquier dolor que conlleva. No puedo separarme de esta verdad que ha encontrado la forma de diseminarse en mí y, por ende, en mi práctica curatorial. El poema apunta, tal vez, a la posibilidad de inclinarse hacia un pensamiento más fragmentado, desordenado y real.

En la galería de imágenes de mi celular me encontré con una página del primer libro que leí este año: Faith, Hope and Carnage (2022) de Nick Cave y Seán O’Hagan. La foto que tomé capturaba el siguiente párrafo:

– el impulso religioso… Parece que, para algunos de nosotros, la experiencia religiosa espera la devastación o el trauma, no para traernos felicidad o consuelo necesariamente, sino para provocar una expansión del yo: la posibilidad de expandirnos como seres humanos, en lugar de contraerse. Y, después, sentimos también una compulsión, una necesidad de transmitir el mensaje como misioneros del duelo o algo así.”


Este año estuve en una capacitación que dio Sara Hermann (República Dominicana, 1969), en el Museo de Arte Contemporáneo de Panamá. En mis apuntes de aquel día anoté que la práctica curatorial debía desbordar el arte, que debíamos permitirnos inspirarnos en muchas más cosas, incluso en lo más cotidiano.

Tanto el poema, como el libro y la sabiduría de Sara han transformado la manera en que entiendo lo que hacemos desde lo curatorial. Me han permitido desarrollar esos actos de expansión del yo. También me han ayudado a abrirme mucho más a lo que ocurre, a lo que se experimenta a través del trato, del respeto y del afecto. Es un poco trágico trabajar desde ahí: a veces hay que hacerlo con mucha delicadeza; otras veces, es necesario explotar. Y en ocasiones, romper con ideas, sueños, proyectos e incluso con personas. Entonces el trabajo (y por lo tanto) la vida se vuelve una serie de vicisitudes de las cuales no se puede escapar.

No quiero pensar en resumir el año, porque, aunque hubo momentos importantes, hay cosas que no quiero recordar. No deseo leer nada que pretenda sintetizar lo ocurrido, porque ya no me interesan las lecturas distantes, la teoría fría y la crítica disonante. Quiero alejarme de todo aquello que se aparte de la posibilidad de crear espacios donde podamos transformarnos. Y cuando mis condiciones materiales no me lo permitan, espero poder hacer lo mejor posible con lo que se me presente.

Tampoco quiero caer en la romantización de la comunidad. Creo que como contexto nos falta mucha más cercanía en ese sentido, pero veo cómo muchos nos hemos convencido de la posibilidad de trabajar para crear más espacios dirigidos a la colaboración.

El próximo año quiero visitar exposiciones de manera más intencional. Ir menos a inauguraciones y más a visitas pausadas e intencionadas. No quiero saber tanto de las personas a través de las redes sociales; quiero asistir a más visitas de estudio, tener conversaciones prolongadas, hablar más allá de lo artístico. Quiero realizar más proyectos colaborativos, autorías conjuntas y acompañamientos. Que nos juntemos más, que las líneas se converjan.

Anhelo poder expandirme hacia los demás y hacia mí misma. Lo que más me ha costado en mi práctica es cuidarme, descansar, encontrar formas no solo de levantar, sino de sostener mi espíritu. Quizás esto signifique tomarse en serio trabajar en otros tiempos, más espaciados, y cortar con lo que es drenante, de una forma radical.

Ana, yo y Megan circa 2018.

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