Los panameños tenemos cuestiones pendientes por resolver y hay que atenderlas con la responsabilidad que amerita. Jubilaciones especiales de policías; indemnizaciones escandalosas de funcionarios en cargos directivos de empresas estatales; leyes especiales de médicos, enfermeras, auxiliares, docentes, fiestas en convenciones colectivas de empresas estatales y un etcétera. Si bien es cierto que todos los funcionarios tienen derecho a ganar más dinero, no es sostenible que una ley obligue a aumentar salarios y hacer fiestas, cuando la economía del país está deprimida. Los diputados tienen que aprobar una ley que enderece todos estos desórdenes, con un articulado que condicione fiestas y aumentos salariales a que estos se puedan realizar cuando las condiciones económicas del gobierno lo permitan. Es justo lo que pasa con el presupuesto de 2025 que literalmente se infló por las leyes especiales. ¿Cómo pretende un grupo de funcionarios que le aumenten sus salarios, si no se logra recaudar lo suficiente, tan siquiera para pagar los salarios normales? Es de lógica que necesitamos resolver estos problemas, que ya están causando un gran peso económico al país. Seguir como vamos, es seguir directo al despeñadero. ¡Así de simple!
Editorial escrito por el periodista Gerardo Berroa Loo