Luis Cigarruista Vargas. Abogado de negocios
En el encantador, pero engañoso mundo de las fábulas, «Pedro y el lobo» ofrece una lección que resuena de manera irónica en el contexto del sistema de pensiones de Panamá. En el cuento, Pedro, un joven valiente, enfrenta a un lobo feroz que amenaza con devorar todo lo que ama. Sin embargo, es su grito de alarma el que finalmente derrota al lobo, o al menos eso nos han contado.
Ahora, traslademos esa historia al mundo moderno de las contribuciones a la Caja de Seguro Social de Panamá. Imaginemos a Pedro como un joven trabajador entusiasta, que, en lugar de cuidar ovejas, aporta al sistema de seguridad social con la esperanza de asegurar un futuro dorado. En esta narrativa, el lobo no es un depredador, sino una metáfora de una jubilación que nunca llega: un monstruo escondido detrás de un sistema financiero que, en lugar de proteger, devora las esperanzas de quienes confían en él.
Cada vez que Pedro grita para alertar al pueblo sobre el lobo, la gente responde con escepticismo. “Otra vez Pedro gritando sobre el lobo”, piensan. Este lobo, en nuestro contexto, representa la inminente quiebra del sistema de pensiones, un gigante de papel que se desploma cada vez más cerca. Los jóvenes cotizantes luchan para hacer sonar la alarma sobre un futuro incierto, pero sus gritos se pierden en la indiferencia de un sistema que ignora las señales de advertencia.
Así, en un irónico paralelismo, la historia de Pedro y el lobo refleja la realidad de las pensiones en Panamá
Mientras Pedro se enfrenta al lobo y sus intentos de obtener ayuda, los jóvenes en Panamá también enfrentan su propia batalla. A medida que continúan cotizando en un sistema lleno de agujeros, se dan cuenta de que sus esfuerzos podrían no ser suficientes para garantizar una jubilación segura. El lobo de la inseguridad financiera se acerca, mientras el sistema juega al escondite con las promesas de una jubilación digna.
En un acto de ironía, los jóvenes deciden no caer en la trampa del lobo. En lugar de alimentar un sistema destinado a devorar sus ahorros, buscan alternativas. Prefieren tomar el control de su destino financiero, alejándose de la Caja de Seguro Social y explorando caminos inciertos que parecen ofrecer mejores garantías.
Así, en un irónico paralelismo, la historia de Pedro y el lobo refleja la realidad de las pensiones en Panamá. Mientras Pedro aprende a no confiar en gritos vacíos, los jóvenes de hoy desconfían de las promesas de un sistema que podría estar tan vacío como las amenazas del lobo. En lugar de esperar a que el lobo devore sus esperanzas, eligen construir un futuro más sólido con sus propias manos, aunque eso implique que menos jóvenes coticen en la Caja de Seguro Social, llevándola hacia una quiebra segura.