El gobierno panameño, que dirige el presidente José Raúl Mulino, se adhirió a la Declaración de Chapultepec; una declaración de derechos y un decálogo de principios sobre la libertad de expresión en las Américas. Durante su intervención, Mulino fue categórico al hacer un llamado a los medios de comunicación social: “Apelo al respeto y a la verdad. …no se puede mentir, mucho menos acabar con la honra de las personas sin darles espacio para replicar”, afirmó. Ya es costumbre que cuando asume un nuevo gobierno en América, los miembros de Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), que impulsó esta declaración, buscan que el nuevo mandatario se adhiera para cumplir con estos principios, lo cual es de suma importancia. Pero haciendo un análisis a las palabras de Mulino, también es conveniente que los miembros de la SIP hagan firmar a los medios miembros del organismo el cumplimiento de la declaración, porque así también lo exige el decálogo: “La credibilidad de la prensa está ligada al compromiso con la verdad, a la búsqueda de precisión, imparcialidad y equidad, y a la clara diferenciación entre los mensajes periodísticos y los comerciales. El logro de estos fines y la observancia de los valores éticos y profesionales no deben ser impuestos. Son responsabilidad exclusiva de periodistas y medios. En una sociedad libre la opinión pública premia o castiga”. Y es que hay muchos medios y periodistas que olvidan esta última parte. ¡Así de simple!
Editorial escrito por el periodista Gerardo Berroa Loo