Un chatarrero italiano encuentra un Picasso valorado en 6 millones de euros
El cuadro, que representa a Dora Maar, permaneció 50 años colgado en el salón familiar sin que nadie sospechara su valor
En una historia digna de una novela, un chatarrero italiano ha descubierto que un cuadro que colgaba en su salón desde hace más de medio siglo es, en realidad, una obra original de Pablo Picasso valorada en 6 millones de euros. El hallazgo, que ha conmocionado al mundo del arte, pone de manifiesto cómo las grandes obras pueden permanecer ocultas a plena vista durante décadas.
Un hallazgo fortuito en un sótano de Capri
La historia se remonta a 1962, cuando Luigi Lo Rosso, un chatarrero de 24 años, se encontraba limpiando el sótano de una villa en la isla de Capri. Entre los objetos desechados, Lo Rosso se topó con un lienzo enrollado que representaba el rostro distorsionado de una mujer. A pesar de que la firma «Picasso» era claramente visible en la esquina superior izquierda, el joven chatarrero no reconoció el nombre del artista español.
Intrigado por el hallazgo, Lo Rosso decidió llevarse el lienzo a su casa en Pompeya, donde lo enmarcó y colgó en la pared de su salón. Durante los siguientes 50 años, el cuadro permaneció allí, ganándose el apodo de «la gubia» por las formas asimétricas típicas del estilo cubista de Picasso.
De la incomprensión al descubrimiento
A lo largo de los años, el cuadro no siempre fue apreciado por la familia Lo Rosso. La esposa de Luigi llegó a calificarlo de «horrible» y en varias ocasiones instó a su marido a deshacerse de él. Sin embargo, el destino tenía otros planes para esta obra de arte.
No fue hasta principios de la década de 2000 cuando el hijo mayor de Lo Rosso, Andrea, comenzó a sospechar que el cuadro podría ser más valioso de lo que pensaban. Estudiando libros de arte en la escuela, Andrea notó las similitudes entre el cuadro de su salón y las obras de Picasso reproducidas en sus textos.
«Cuando leí obras sobre Picasso y veía su fama, miraba el cuadro y comparaba su firma», recuerda Andrea Lo Rosso. «A medida que fui creciendo, me lo seguí preguntando».
La búsqueda de la autenticación
Convencida de que podría tener una obra maestra en sus manos, la familia Lo Rosso inició un largo proceso de autenticación. Se pusieron en contacto con expertos en arte y solicitaron análisis especializados para confirmar la autenticidad del cuadro.
Tras años de investigaciones, el equipo de expertos, que incluía al reconocido detective de arte Maurizio Seracini, llegó a una conclusión sorprendente: el cuadro era, efectivamente, una obra original de Pablo Picasso.
La confirmación definitiva llegó en septiembre de 2024, cuando la grafóloga Cinzia Altieri, asesora del tribunal de Milán, certificó la autenticidad de la firma de Picasso en el cuadro. «Trabajé en ella durante meses, comparándola con algunas de sus obras originales», explica Altieri. «No hay duda de que la firma es suya. No había ninguna prueba que sugiriera que fuera falsa».
Un retrato de Dora Maar
Los expertos creen que el cuadro es un retrato de Dora Maar, la fotógrafa y pintora francesa que fue pareja de Picasso durante nueve años. Se estima que la obra fue creada entre 1930 y 1936, coincidiendo con las frecuentes visitas del artista a la isla de Capri.
El descubrimiento ha generado interés en el mundo del arte, ya que podría tratarse de una segunda versión del famoso «Busto de mujer» (Dora Maar) pintado por Picasso en 1938. Ese cuadro fue robado del yate de un jeque saudí en 1999 y recuperado 20 años después.
Luca Gentile Canal Marcante, presidente de la Fundación Arcadia, sugiere que podrían existir dos versiones de la obra: «Probablemente sean dos retratos, no exactamente iguales, del mismo tema pintados por Picasso en dos momentos diferentes».
Un tesoro familiar que no está a la venta
A pesar del enorme valor económico del cuadro, tasado en 6 millones de euros, la familia Lo Rosso ha decidido no venderlo, al menos por ahora. Andrea Lo Rosso, hijo del chatarrero que encontró la obra, afirma: «Ese cuadro es una pieza de la familia Lo Rosso de Pompeya y no está en venta. Sólo buscamos una valoración, pero no lo vendemos, porque ésa era la voluntad de mi padre, que ya no está con nosotros».
El cuadro se encuentra actualmente guardado en una cámara acorazada en Milán, a la espera de su reconocimiento oficial por parte de la Fundación Picasso. Si la obra es aceptada por la institución, su valor podría ascender hasta los 10 o 12 millones de euros.
Un recordatorio del valor oculto del arte
Esta extraordinaria historia sirve como recordatorio de que grandes obras de arte pueden estar ocultas en los lugares más insospechados. También subraya la importancia de la educación artística y la curiosidad, que llevaron al joven Andrea Lo Rosso a cuestionar la verdadera naturaleza del cuadro que había decorado su hogar durante décadas.
El caso del Picasso de Pompeya no es único. A lo largo de la historia, se han producido descubrimientos similares de obras maestras en áticos, sótanos y mercadillos. Estos hallazgos nos recuerdan que el arte tiene el poder de sorprendernos y emocionarnos, incluso cuando ha estado escondido a plena vista durante generaciones.
Mientras la familia Lo Rosso espera el reconocimiento oficial de su tesoro, el mundo del arte contiene la respiración ante la posibilidad de que una nueva obra de Picasso haya salido a la luz, enriqueciendo aún más el legado del genio malagueño.