Pataletas inadmisibles

La decadencia y descomposición política en Panamá es un reflejo de un sistema basado en privilegios y jerarquías que datan de la época colonial. Los funcionarios coloniales, la élite criolla y los grandes terratenientes gozaban de beneficios que los diferenciaban del resto de la población. Este legado de privilegios se trasladó a las instituciones republicanas tras la independencia, consolidándose en una estructura política dominada por oligarquías que han resistido las reformas y perpetuado la desigualdad.

La reciente explosión de ira de un «padre de la patria» ante la exigencia de cumplir con sus horas de trabajo ilustra esta decadencia. La Asamblea ha devenido en una pequeña corte real, donde los privilegios y el reparto de canonjías son parte fundamental de la mentalidad reinante. Este comportamiento no solo es inadmisible, sino vergonzoso, especialmente en un contexto donde la ciudadanía demanda cambios radicales.

El hastío de la ciudadanía ante el oportunismo político es evidente. La resistencia a las reformas y el mantenimiento de privilegios son vistos como un ataque directo a las expectativas de una población harta de ser desangrada por un sistema político parasitario. Los cambios al Reglamento Interno de la Asamblea son impostergables para alinearse con una era de transformaciones locales y globales.

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