El movimiento Vamos recibió el apoyo popular en estas elecciones más allá de cualquier justificación ideológica o de programas por la sencilla razón de ser voces nuevas, refrescantes y con deseos de lograr cambios sustanciales en la forma de hacer gobierno desde la tribuna de la Asamblea Nacional de diputados.
A Vamos lo caracteriza ese sentimiento nacional de ser un movimiento de valores. Algo que la sociedad no quiere perder en el ejercicio del poder público.
Pero lograr cambios con estructuras ya formalizadas para la trampa, canonjías, beneficios y otras distintas formas para enriquecerse o llevar una vida holgada hay que entrar en las entrañas del monstruo.
El primero de julio el movimiento Vamos perdió una oportunidad al adquirir una postura de ellos contra nosotros. Ellos, los organizados en partidos políticos y nosotros, parte de un movimiento recién conformado y todavía amorfo, a la cual los une por el momento un sentimiento de buscar cambios en la forma de hacer gobierno y fijar los objetivos para un mejor país.
Consensuar la conformación de la junta directiva, secretarías y comisiones era algo imperativo para el movimiento. Conocer el funcionamiento interno parte de la experiencia por lograr. Y, además, el mecanismo para influenciar al resto dentro del marco de una fracción parlamentaria minoritaria. Solos no van a poder lograr los cambios. El ellos contra nosotros, lo único que ha logrado es agrupar a los partidos políticos frente al movimiento. Difícil será en la segunda oportunidad al conformar comisiones y la posibilidad de liderar las más importantes.
En mi opinión de seguir con esa línea de acción “ellos contra nosotros” en cuestión de tiempo solo lograrán dividir su movimiento. “Verdes y chocolates”.
Es muy fácil ser oposición y ganar simpatía en un país donde cada cinco años pasamos del regocijo a la frustración con el gobierno de turno. Es una dinámica casi ritual.
Ser oposición y criticar es una actividad política con un alto retorno. Gobernar y buscar los cambios frente a la lluvia de críticas y vilipendios, una labor con pocos voluntarios.
Convencer, alinear, incorporar a las distintas fuerzas políticas hacia una dirección debería ser el objetivo, pues solos contra el mundo es un suicidio anticipado.
No son cuatro millones de panameños detrás del movimiento Vamos. Esa preconcebida idea puede hundir al movimiento antes de iniciar su proceso de consolidación.
No convirtamos la política al servicio de un movimiento con dogmas irrenunciables. La política como decía el famoso político inglés Michael Oakesshott no se construye sobre la base de principios abstractos y sin valorar la cultura nacional y las tradiciones. La política es el arte de conducir en bicicleta.