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Panamá es la madre patria
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octubre 2, 2023

Panamá es la madre patria

Panamá es uno de esos pocos países donde sus ciudadanos ven la situación nacional caótica, corrupta e irremediablemente corregible. A diferencia de los extranjeros que conocen a Panamá lo ven pujante, próspera, hermosa y un gran destino para vivir.

No somos un país perfecto y es cierto que tenemos nuestros problemas por resolver. La prosperidad no alcanza a todos. La debilidad institucional es notoria; la desconfianza de la población hacia nuestros gobernantes es severa y las deficiencias en temas esenciales como salud y educación son fatales. Pero tenemos condiciones muy favorables para resolver estos problemas. Nuestro país tiene una posición estratégica envidiable, un canal interoceánico administrado en forma eficiente sin mayores contratiempos, una economía dolarizada y apropiada por los panameños como parte de su moneda de curso a tal grado que la llamamos Balboa. Servicios internacionales prestados desde aquí por un régimen tributario para facilitar el comercio internacional. Una economía abierta sin restricciones en el movimiento de capitales, dos mares, carbón negativo en medio de una preocupación mundial por el cambio climático y muchos otros recursos aún no explotados. Sin embargo, todos los días, al leer y escuchar las noticias, los días son nublados y oscuros.

Para mí, Panamá es la madre patria y si bien tengo algunos sentimientos encontrados sobre el gobierno, la población, los factores de poder y nuestra idiosincrasia, esto no me lleva a despreciarla.  Mi patria es imperfecta, pero es así como mi madre. Mis antecesores están enterrados aquí y no tengo donde más tener ese vínculo sentimental que se desarrolla entre el entorno territorial, su población y la vida personal. Nací, crecí, me formé, trabajé y formé a mi familia en este lugar y algún día mis restos estarán en esta tierra. Me resulta difícil aceptar día tras días oír las quejas naturales de los generadores de opinión pública como si la patria fuera el infierno mismo. Como si aquí en estos 75,000 kilómetros cuadrados radican todos los males que la humanidad puede confrontar. Y somos los primeros en divulgar y vociferar cuando desde afuera nos afirman nuestras propias imperfecciones como si el mundo occidental fuese perfecto y nosotros el puente del mundo y el corazón de la ilicitud y la corrupción. O decides mirar el futuro con optimismo o permaneces eternamente despotricando contra la madre Patria.

Realmente no estoy en el bando de esos periodistas, generadores de opinión ni políticos que utilizan esos medios para satisfacer sus objetivos personales. A veces son cuñas, en otras siguen líneas políticas de sus jefes inmediatos, y en otras los eternos intereses de aquellos incrustados en la economía panameña que no le permiten ser libre, competitiva y abierta.

El país necesita enderezarse en muchas áreas, pero eso se va lograr cuando se alineen los factores de poder en el país. Y no son únicamente los del sector económico.  Aquí cada grupo, desde sindicatos, profesionales, iglesia, partidos políticos, asociaciones “cívicas”, aspiran a su retazo como si eso bastara para resolver los urgentes problemas nacionales que persisten y dan la impresión que no se irán a resolver a pesar de todas nuestras bondades naturales.  Panamá no se acaba. Está empezando a surgir, pero con dificultades.