Cuando lloran los números

El siglo XXI y sus procesos económicos arribaron hace un par de décadas con todos los visos de convertirse en la centuria y la economía del conocimiento. El nobel Joseph Stiglitz lo expresó contundentemente hace algunos años cuando señaló que “en la economía global que vendrá después de la crisis que empezó en 2008, la educación, la ciencia y la tecnología serán las claves del desarrollo económico de la región”.

Por ello, resultan alarmantes las cifras que muestra el Estudio Regional Comparativo y Explicativo (ERCE 2019) donde se plasma una radiografía de las competencias de los estudiantes de tercer y sexto grado de nivel primario en 16 países de Latinoamérica. “Más del 40% de los estudiantes de 3er grado y más del 60% de 6° grado de primaria no alcanzan el nivel mínimo de competencias fundamentales en Lectura y Matemática esperadas”. Los resultados no son mejores en las otras dos áreas abordadas por el informe: escritura y ciencias.

En este cuarto estudio realizado por el Laboratorio Latinoamericano de Evaluación de la Calidad de la Educación (LLECE), creado por la UNESCO en 1995, Panamá sale muy mal parada: los resultados obtenidos por los 10 mil 978 estudiantes panameños participantes en Lectura, Matemática y Ciencias son menores al promedio de la región, además de presentar desmejoras con respecto a los resultados obtenidos en el estudio anterior realizado en 2013.

En Lectura – habilidad fundamental para todo el proceso de aprendizaje- los estudiantes nacionales de tercer grado marcaron 38 puntos por debajo del promedio regional, mientras que los de sexto grado se quedaron 44 escalones a la zaga. En Matemática los de tercero obtuvieron 44 puntos menos que el promedio regional y los de sexto 53 puntos menos. En Ciencias, donde sólo aplican los de sexto grado, los nacionales obtuvieron un promedio de 672 puntos: 30 menos que el promedio de la región que es de 702. Comparados con el estudio hecho en el 2013, todos los números han empeorado, dejando en claro el naufragio de la educación nacional.

“El problema de la desigualdad en Latinoamérica”- según lo expresara el expresidente colombiano César Gaviria- “no es un problema de crecimiento económico, sino de educación”. Y mientras la nuestra sea únicamente un festival de discursos floridos de las autoridades y de exigencias monetarias incondicionales por parte de los gremios, los resultados seguirán decayendo en cada nuevo estudio. Es indispensable asumir la realidad, por muy dolorosa que resulte, y convertir a la educación en la columna vertebral del quehacer nacional. Porque la nueva materia prima de las riquezas nacionales es el conocimiento: para quien lo dude ahí está el ejemplo de la pujante y creciente economía asiática encabezada por China.

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