Elizabeth Berry pasa el vigésimo aniversario de los ataques en la base naval de Estados Unidos en la bahía de Guantánamo, Cuba, donde el ejército estadounidense todavía adelanta la fase preliminar del juicio del 11-S contra Jalid Sheij Mohamed, supuesta mente maestra del atentado, y otros cinco acusados.
Las audiencias se reanudaron el martes tras un retraso de 18 meses por cuenta del coronavirus.
La mujer dijo a periodistas el viernes que para el aniversario de este sábado no podía pensar en un mejor lugar para honrar a su hermano, el capitán de bomberos Billy Burke, y por eso ha estado presente en las audiencias.
El 11 de septiembre de 2001, Burke fue llamado a servir en el World Trade Center mientras trabajaba en su segundo empleo como salvavidas.
Él y su compañía habían ascendido al piso 27 de la torre norte cuando escucharon el colapso de la torre sur.
Burke le ordenó a la compañía evacuar, pero se quedó para ayudar a salir a un hombre parapléjico y a su amigo. Los tres murieron juntos.
Berry ha asistido con regularidad a la corte en Guantánamo.
«Quiero ver una resolución. Esto pasó hace 20 años y tuvo un efecto profundo en mí, en mi familia y en las familias de más de 3.000 personas», declaró.
«Me frustro»
Como psicóloga clínica, le gusta ayudar a otros familiares que asisten al tribunal a procesar el juicio y los retrasos interminables.
«En el vigésimo aniversario, aquí es donde quería estar porque regresamos a la fase preliminar del juicio, porque siento optimismo y una esperanza de que así avance este asunto».
«Me frustro», reconoció sin embargo, especialmente porque familiares de víctimas están muriendo sin que el caso se resuelva.
«Como saben, el mundo ha avanzado. Hoy mucha gente en Estados Unidos, especialmente los jóvenes, ni siquiera habían nacido cuando sucedió el 11-S. Así que ya no es algo que se escuche mucho en los medios».
Dijo que tenía confianza en que el caso avance con la acusación y el nuevo juez hacia un juicio, que según los abogados podría tomar hasta un año más.
Los abogados defensores están atacan el caso de la fiscalía al argumentar que sus pruebas están contaminadas por la prolongada tortura que sufrieron los acusados cuando permanecieron en custodia de la CIA entre 2002 y 2006.
Cuando se le pregunta por el tema de la tortura, Berry le da la palabra a su esposo, un abogado jubilado recientemente.
El asunto de la tortura es solo «una pequeña parte» del panorama, dijo Paul Berry, y añadió que la corte les ha dado a los acusados más derechos y «debido proceso» que en cualquier otro caso criminal que haya visto.
«Las acciones de este país para conseguir la información y detener futuras acciones siempre son algo que se debatirá entre si es correcto o incorrecto», aseguró el hombre sobre las torturas.
«Pero estamos aquí para el juicio de los terroristas y sus actos terroristas. Lo que ellos hicieron para matar a nuestros familiares tiene que salir a la luz y el mundo tiene que ver que el gobierno lo ha presentado con lujo de detalles».