Skip to main content
Cuentas claras, chocolate espeso
Compartir:
junio 30, 2021

Cuentas claras, chocolate espeso

Secciones:

Durante esta pandemia, en Latinoamérica la falta de transparencia ha reinado indiscutiblemente junto con el virus del SARS-CoV-2. A más de un año que iniciara la crisis sanitaria global, lo que sobra en este rincón del mundo son los escándalos que involucran desde sobreprecios a los insumos médicos utilizados para combatir al coronavirus, hasta las violaciones descaradas al proceso de vacunación establecido: las vacunaciones VIP para amiguetes y familiares ya han sembrado la indignación en demasiados escenarios del subcontinente. Según Luciana Torchiaro, responsable de Transparencia Internacional para Latinoamérica, “ningún país latinoamericano ha realizado una gestión excelente en cuanto a la transparencia”.

Aunque el sistema de pesos y contrapesos, fundamentales para mantener el equilibrio de los poderes, aún antes de la pandemia ya era letra muerta en muchos países del área, la llegada del coronavirus no hizo sino agudizar la ausencia de controles al concentrar mayores cuotas de poder en los órganos ejecutivos. Al mejor estilo de “Yo, El Supremo”- personaje inolvidable retratado por Augusto Roa Bastos- las decisiones y los manejos a golpe de decretos se concentraron en una única oficina gubernamental donde un minúsculo grupo de allegados al “trono” disponen los recursos y las acciones oficiales sin sentirse obligados a rendir cuentas al resto del país.

Los pueblos, acosados por el nuevo virus y consumidos por la impotencia, sólo han sido testigos lejanos de cómo cada semana aumenta el saldo millonario de las deudas nacionales sin que se rindan explicaciones detalladas respecto al destino dado a esas pequeñas fortunas. Mientras las grandes mayorías se debaten en una grave situación laboral y financiera, una pequeña minoría empeña el futuro de todos en una escandalosa e indignante danza de millones.

Las “prácticas ilegales y falta de transparencia sobre cómo se ha invertido la ayuda internacional destinada a hacer frente a la pandemia son algunos de los factores que han agudizado la imagen de Latinoamérica como una de las regiones más corruptas en el mundo”, señala Transparencia Internacional en su índice anual de 2020.

Si los países de la región pretenden superar los estragos causados por la pandemia, están obligados a desandar el tortuoso camino impuesto por las pequeñas castas que transformaron la crisis en una oportunidad para lucrar sacrificando la transparencia, el sistema de contrapesos y la rendición de cuentas. Durante esta tragedia sanitaria la corrupción y el secretismo han desfilado de la mano del nuevo virus logrando como único resultado endeudar el futuro de la región.

¡Ya va sonando la hora de rendir cuentas!