En su estreno ante los principales líderes de Europa, a través de una video conferencia organizada desde Munich, el presidente Joe Biden afirmó emocionado que “la alianza transAtlántica está de vuelta”.
El mensaje fue bien recibido porque Washington retomaba el camino esperado, el del compromiso de los países de la OTAN de responder colectivamente ante un ataque contra uno de sus miembros. Durante la pasada administración, Donald Trump fue ambivalente en el planteamiento y sembró dudas acerca de la responsabilidad de Estados Unidos de actuar como miembro de la alianza militar trasnsAtlántica, en caso de un ataque de Rusia o China. Todo para regocijo del Kremlin y Pekín.
“El ataque a uno es un ataque a todos” dijo Biden, retomando los compromisos de Estados Unidos con los estatutos de la OTAN.
La pasada administración había pateado el multilateralismo, se había burlado de la construcción de alianzas y de las vías de la diplomacia, considerándolas como pérdida de tiempo. Abusó de las relaciones personales y directas y, con excepción de los acuerdos para que cuatro países árabes y africanos reconocieran al Estado de Israel, no tuvo mayores muchos logros. Desperdicio oportunidades con Corea del Norte, Rusia, China e Irán. Y dejó sueltos a cuanto violador de los derechos humanos como el dictador turco Endogan y una larga lista.
Ahora con Biden, que en forma discursiva asegura que privilegia la diplomacia y las alianzas en su política exterior, Europa espera que Estados Unidos realmente esté de vuelta para enfrentar los problemas globales comunes.
Sin embargo, la volátil situación interna de Estados Unidos de la era postTrump, síntoma de la herencia de divisiones generadas por la administración Obama-Biden, despierta serias dudas en el exterior.
Como en política nada es seguro, cabe la posibilidad de que en el 2024 llegue a la Casa Blanca un personaje que desconozca lo actuado por Biden y desconozca sus compromisos con sus aliados del otro lado del Atlántico. Que viene después de Biden y cuánto va a durar el regreso de Washington a la escena internacional. No se dijo abiertamente en los pasillos virtuales de la reciente conferencia de Munich, pero los diplomáticos europeos se preguntaron si realmente Estados Unidos es un aliado confiable. Por si acaso, están elaborando su propio plan de seguridad.