Sombrío panorama para el agro tras inundaciones del occidente panameño

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La tragedia de tierras altas, que involucra no solo a a la provincia de Chiriquí, sino a otras regiones del occidente panameño ha dejado una estela de tristeza, ansiedad e incertidumbre. Las inundaciones y el panorama desolador en algunas comunidades ha acrecentado el temor y la inestabilidad ya sembrada por la pandemia de la COVID19.

En este escenario de sorpresa e inexplicable agustia, se van sumando las consecuencias de los embates de la naturaleza demostradas con la inestabilidad en el clima hace algunos días. El paso del huracán Eta ha golpeado a Centroamérica con fuerza y le ha vestido de luto y dolor.

El sector agropecuario de nuestro país no escapa a las garras de esta terrorífica tragedia. Aunque aún no se han cuantificado las pérdidas, se teme que sean millonarias y representen un retroceso e impacto negativo para una de las regiones más productivas de la república.

Hay incertidumbre entre más de mil productores de Chiriquí, Bocas del Toro y la comarca Ngäbe Buglé, pues los estragos causados por las intensas lluvias han provocado cuantiosas pérdidas. Aunque ayer en la tarde empezaron a bajar de Cerro Punta, camiones cargados con la producción que estaba lista para ser distribuida desde antes de los eventos del 3 y 4 de noviembre pasado, todavía no se sabe cuáles fueron los daños reales a las parcelas y el terreno afectado por las fuertes corrientes que arrasaron con todo a su paso.

Los productores de la zona estiman que las pérdidas serán importantes, pues los efectos de este desastre son mayores que los causados por los sucedidos en 2008 y 2014, juntos, según comentó Lorenzo Jiménez de Unión Nacional de Productores Agropecuarios de Panamá (UNPAP)

Y es que más allá de los daños provocados a los cultivos, aún falta hacer una estimación a los daños al terreno. La fuerza de la corriente tras el desbordamiento del río Chiriquí Viejo, arrastró consigo enormes árboles y rocas que pudieron haber erosionado el suelo, lo que retrasaría la preparación del terreno para el inicio de un nuevo ciclo agrícola.

«Fueron siembros devastados no solo por los deslaves y las inundaciones, sino por la cantidad de agua que cayó sobre los cultivos. La planta no puede generar defensas, no se puede fumigar, lo que provoca que desarrolle enfermedades fungosas y bacterias que acaban por destruirla», dijo.

Jiménez opina que la merma en la producción podría ser de más del 50%, aunque insiste que aún es muy temprano para hacer estimaciones de las pérdidas.

Rogelio Cruz, de la Asociación de la Comunidad Productora de Tierra Altas, coincide con Jiménez, al señalar que es demasiado prematuro tener un balance de las pérdidas económicas, sin embargo sostiene que el rubro café es uno de los más afectados.

«Está muy golpeado el café, un rubro que de por sí ya estaba afectado por la falta de mano obra disponible. El café fue muy afectado, sobre todo porque se encontraba en el momento de proceso y cosecha», explicó el productor.

Cruz hizo mención de un fuerte impacto en las cosechas del área de Río Sereno, donde se cultiva mucho tomate, pepino, ajíes y habichuelas. Aquí apunta a que se podría dar un fuerte desabastecimiento y consecuente aumento de precios que afectaría a los consumidores.

En general, el productor asegura que las mayores afectaciones las sufrieron los cultivos que estaban en plena cosecha. Por ejemplo, explica, en Cerro Punta, las tres mil hectáreas cultivadas fueron impactadas, lo que significa que alrededor de 700 productores sufrieron pérdidas en sus cultivos por el desastre.

Por su parte el productor y experto en temas de ganado vacuno Aquiles Acevedo, manifestó que no solo la región tierras altas chiricanas se vio afectada por las inundaciones, sino que en provincias como Veraguas y Bocas del Toro también hubo afectaciones tanto en la producción como para el traslado de cultivos. Puso de ejemplo la comercialización del plátano, que no ha podido salir de Bocas del Toro por las carreteras dañadas producto de las inundaciones.

Acevedo explica igualmente que además de las legumbres y vegetales también se afectó la producción de cultivos como arroz, maíz, frijol, poroto y ganado vacuno.

La tragedia

Las labores de rescate continúan en Bambito, Cerro Punta y otras regiones donde las inundaciones causaron graves estragos. Hasta la fecha se contabilizan 18 personas fallecidas y 62 desaparecidos. Muchos de ellos productores y trabajadores de las tierras altas del occidente panameño.

El gobierno que destinado 100 millones de dólares para afrontar la tragedia de tierras altas y ha declarado alerta ambiental, ha iniciado el trazado de una hoja de ruta para responder a la emergencia y las necesidades de las personas afectadas.

El gobierno informó que el ministro de Comercio e Industrias (MICI), Ramón Martínez sostuvo una reunión con el presidente de la Cámara de Comercio, Industrias y Agricultura de Chiriquí (CAMCHI), Felipe Rodríguez, quien hizo un balance de las afectaciones registradas en los últimos días, principalmente en tierras altas.

«El gobierno nacional a nivel interinstitucional, evalúa mecanismos de ayuda para los afectados a través de la Autoridad de la Micro, Pequeña y Mediana Empresa (Ampyme), el Instituto Panameño Autónomo Cooperativo (Ipacoop) y los bancos estatales», indicó el titular del MICI.

“Hemos trazado una hoja de ruta junto al sector privado con miras a la recuperación de este sector que ha sido tan esencial durante la pandemia y no vamos a dejar atrás a la provincia que ha asegurado la producción del país y, mucho menos, a la cadena logística y de suministro de la cual dependemos todos”, expresó Martínez.

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